EL APRENDIZ DE BRUJO Jon Tutelaub - Hernando Harb

viernes, 5 de noviembre de 2010 en 14:53






















EL APRENDIZ DE BRUJO

Jon Tutelaub


Título original: The Sorcerer’s Apprentice

Estados Unidos, 2010

Género: Acción/Fantasía

Hablada en inglés

Dirección: Jon Turtelaub

Escrita por: Lawrence Konner – Matt Lopez –Mark Rosenthal

Guionistas: Matt Lopez – Doug Miro – Carlo Bernard

Producción: Jerry Bruckhelmer, Nicolas Cage y otros

Música: Trevor Rabin

Fotografía en colores: Bojar Bazelli

Montaje: William Goldenberg

Intérpretes: Nicolas Cage (Balthazar Blake) – Jay Baruchel (Dave) –Alfred Molina (Maxim Horvath) – Teresa Palmer (Backy Barnes) – Monica Bellucci (Veronica) – Alice Krige (Morgana) – James A. Stephens (Merlín) – Jake Cherry (Dave niño)

Duración: 109’

Estrenada en la Argentina: 15 de julio de 2010

Calificación: Apto para todo público


Es un pastiche presuntamente dirigido al público infantil (menospreciado en un grado intolerable) y con un tal Jon Turtelaub como realizador, portador de una famélica filmografía.

La precariedad de los resultados hay que buscarlos en los tres autores del relato y el trío de guionistas, quienes parecen desconocer el abecé del entretenimiento y desconocer un mínimo de psicología infantil. En cuanto a escribir guiones mejor no gastar dedos en computadora.

La trama se remonta a mil años. El mago Merlín (el anciano eterno James A. Stephens) es traicionado por uno de sus tres ayudantes, el maléfico Horvath (des(animado) por Alfred Molina, un actor llamado a cubrir cualquier pozo en un set donde se desarrollen (d)efectos visuales, parafernalias auditivas y pájaros acartonados).

La culpa de la traición es el amor que une a Verónica (bella Monica Bellucci) y Balthazar Blake (oxidado Nicolas Cage, quien con tanto trabajo no debe saber que porta un honorable apellido para su rol de hechicero).

Horvath mata a Merlín, quien le deja la misión de hallar al niño merliniano, un sucesor reconociole por si le calza un anillo-dragón. Para colmo a Veronica, con la compañía de la mala Morgana, termina en una muñequita semejante a la que usan las chicas rusas y que en filmes policiales españoles esconden cocaína de contrabando.

Batlthazar pasa mil años en busca del heredero. Lo entrará en la Manhattan actual con el que iniciará diez después clases de magia al larguirucho Dave (el anticarismático por excelencia Jay Baruchel). Hechiceros buenos contra hechiceros malos. Horvath porta un bastón capaz de artilugios fantásticos con ayuda de un joven artista –mago anónimo- . Hay una pelea en un baño público (de hombres, claro) digno de un análisis no cinematográfico.

No vale la pena contar más.

Salvo que Dave se enamora de Becky Barnes (anodina Patricia Palmer) capaz de creer que aún el amor es ciego, evidentemente no ha leído nada de esa enfermedad del amor pasión

que nació en el siglo XII creada por cortesanas solitarias con la colaboración de trovadores quinceañeros (otras eran las leyes y los tiempos legitimaban candados represores, cuenta la leyenda).

En el medio hay un lamentable homenaje a ese memorable episodio del Ratón Mickey las escobas inundando un sótano bajo la batuta del gran Leopold Stokowki. Pertenecía a “Fantasía”, maravillosa creación de Walt Disney, ese Merlín del dibujo animado cuyos herederos usando su nombre continúan produciendo películas como ésta.

También está la Bellucci invocan rayos y centellas en medio de una plazoleta céntrica de una Manhattan más vacía que un feriado en el Sahara. Eso sí hay muchos autos amarillos cuyos taxistas son invisibles por la hechicería de la técnica moderna y, en el final, un pájaro que porta a la pareja enamorada al que, confesión de Dave, aprendiz ya diplomado, anuncia chistosamente desconocer cómo hacer parar su vuelo… No importa. Con Balthazar resucitado en brazos de Verónica y Horvath derrotado el mundo es prometedoramente feliz.

No confíe. Consulte a otro mago, porque éstos no leen nada bien las bolas de cristal.


HERNANDO HARB

Secretos de Matrimonio (Det Enda Rationella) de Jôrgen Bergmark - Arnaldo H.Corazza

en 12:42





















Secretos de Matrimonio (Det Enda Rationella)
de Jôrgen Bergmark


Dirección: Jörgen Bergmark
Suecia, 2009
Producción: Helena Danielsson
Guión:Jens Jonsson
Fotografía: Anders Bohman
Montaje: Mattias Morheden
Interpretación: Rolf Lassgård (Erland), Pernilla August (Karin), Stina Ekblad (May), Claes Ljungmark (Sven-Erik), Magnus Roosman (Sacerdote)

Erland trabaja en una fábrica de papel junto a su mejor amigo Sven-Erik. En su tiempo libre y junto a su esposa May, dirige una escuela de matrimonios la cual forma parte del grupo de debate de la Iglesia local. Pero, todo se complica cuando contrae un vínculo amoroso con la nueva esposa de Sven-Erik, Karin. La solución racional de Erland es que los cuatro se sienten y discutan sobre la atípica situación. Todos deciden mudarse juntos y establecer 10 reglas para la nueva convivencia. Este experimento los pondrá a prueba y amenaza con sumergirlos a todos en un profundo

Es un muy buen film sueco, de manos de un joven realizador. Es un denso relato referido a dos matrimonios amigos, cuando uno de ellos se enamora de la mujer del otro. La busqueda de la solucion del conflicto a traves de la racionalidad, en un ambito de pasiones, donde la razon no siempre lleva a dominar las situaciones. El film es austero, el relato impecable, logra el clima que se propone, y acompañado por cuatro estupendas actuaciones. Confieso que me soprendio este film gratamente, y sobrevuela -salvando las distacias- la influencia de Bergman, por cierto saludable y reconfortante. El desarrollo, lento, nos va llevando a compenetrarnos en la relaciones de los cuatro personajes, complejas, y por momentos poco saludables. Sobrevuela la influencia de la Iglesia, en el acompañamientos de esta situación antes descripta. El film no tiene juicios ni valoraciones sobre la conducta de los cuatro personajes, solo las describe. Muy recomendable.


Puntos de 1 a 5: 4 puntos

ARNALDO H.CORAZZA

PALABRAS AL VIENTO de Victor Nunez - Hernando Harb

en 7:10


















PALABRAS AL VIENTO (*)

de Victor Nunez


Título original: Spoken Word

Estados Unidos, 2009

Género: Drama

Hablada en inglés y castellano

Dirección: Víctor Nunez

Guión original: William T. Conway – Joe Ray Sandoval

Productores: William T. Conway – Karen Koch

Música: D.J. Skribble (original) – Michael Brook

Fotografía en colores: Virgil Mirano

Montaje: Justin Geoffray

Compañía: Luminaria Films

Intérpretes: Kuno Becker (Cruz) – Cruz, padre (Rubén Blades – Miguel Sandoval (Emilio) – Persia White (Shea) – Tony Elias (Ramón) – Maurice Compte (George)

Filmada en Chimato, New Mexico, Estados Unidos

Duración: 116’

No estrenada en la Argentina

Calificación: Apta mayores de 16 años


Dejamos una casa edificada con palabras al viento”, le dice el joven Cruz a su hermano Ramón y a su cuñada, Monique.

Esa despedida es la clave de este drama familiar cuyos miembros han mantenido una relación sin comunicación, hecha de silencios, frases mínimas disfrazadas de silencio, reproches no pronunciados, afectos callados. Los seres humanos -y sobre todo esa agrupación llamada familia- mantenemos relaciones tejidas con la lana de una madeja descolorida por el silencio, lo que nos hace desprovistos de cariño, cargamos frustraciones y el perdón es tan ajeno como el beso contenido, como a este maestro de poesía, el joven Cruz, quien inicia el relato recitando magníficos versos propios que delatan su drama interior y a la vez lo niega con la ayuda del viento, ese invitado que vacía nuestra conciencia.

El poeta vive en San Francia, da clases a un heterogéneo grupo, es alcohólico y convive con una pintora, la morocha Shea (ambos se aman e intentan conocerse más profundamente).

El introvertido Cruz (un magnífico actor mexicano Kuno Becker ) recibe la noticia de la pronta muerte de su padre viudo por un cáncer de páncreas. Abandonó su pequeño pueblo en busca de la libertad de la ciudad. Se reencontrará con su hermano Ramón, quien formó una familia feliz, y se enfrentará a su padre, un orgulloso que se parece a ese “hijo pródigo” (duermen sin desvestirse, guardan resquemores, escatiman palabras de afecto, niegan ayuda y simulan desconocer el arribo de la muerte).

El relato está contado con una mesura admirable, acorde con esas tensiones sofocadas por el alcohol, gracias al director Víctor Nunez, el de “El oro de Ulises” (1997), filme con el guarda varios enlaces anímicos además de una discreción en los instantes dramáticos y una violencia contenida por un montaje pautado con inteligencia (las escenas nocturnas en un bar lo demuestran).

Es cierto, no usamos las palabras adecuadas para comprendernos. Los hombres preferimos el negativo silencio al diálogo. Exigimos comprensión de los seres que amamos y a los que les hemos expresado pocas veces nuestros sentimientos. Nuestras relaciones se valen de centenares de palabras gastadas, desperdiciadas, mal empleadas, insinceras. Los Cruz descubren esto a excepción, tal vez, de Monique, la esposa de Ramón, quien intenta destruir la desunión familiar. A este intento se sumará la encantadora Shea, quien rompe el escudo de su pareja en una exacta secuencia erótica para impulsarlo a convivir con ese padre que también niega su inminente final.

Pero que aún no se desprende de egoísmos (el coche depositado en el garaje, el abrazo distante, el reproche a su hijo más querido al descubrirlo drogándose para huir de una realidad que le exige demasiado).

Es un buen filme. Con una ambientación impecable (los cuadros familiares, las cocinas de unos y otros significativamente diferentes, el dormitorio paterno con fotos que asoman insinuando lo que debería ser dicho verbalmente).

El guión original de William Conway -coproductor de estas “Palabras…” – y de Karen Koch es un emotivo reproche a los vínculos que los seres creamos avergonzados de nuestras identidades a las que reemplazamos por otras, falsas, volatilizadas en un segundo por el ventarrón, cómplice de nuestro orgullo.

Quizás los problemas que la dupla Ramón/Cruz con el dueño de un dudoso bar pudo haber evitado una intencionalidad moralizadora innecesaria. Pero es un detalle más o menos menor.

La actuación del músico Rubén Blades en el rol del progenitor culposo es tan eficaz como la de los integrantes de un elenco que obliga a admitir que hay responsables de casting que merecen ser elogiados. No seamos parcos en elogiar un trabajo poco promocionado.


(*) El título en castellano es idéntico al de un maravillo filme de Douglas Sirk, director de la tercera generación norteamericana (1942-57) que en otros países latinos se exhibió como “Escrito en el viento”. El original “Written on the Wind” (1956) era la cima del universo melodramático sirkiano: el drama se sitúa en el corazón del relato y el razonamiento lógico se destruye. De ese gran realizador (nacido en Hamburgo, Alemania, 1900 y fallecido en Suiza, 1987) un colega dijo de él: “El delirio es el único objetivo que le preocupa” . Estas palabras son de Jean-Luc Godard, y claro no se escribieron en el viento. No podía ser de otro modo.


Hernando Harb

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