ASESINO EN SERIO de Antonio Urrutia -Hernando Harb

domingo, 3 de octubre de 2010 en 17:58





















ASESINO EN SERIO

de Antonio Urrutia


Título original: ídem.

España/México, 2002

Género: Comedia negra, suspenso, thriller

Dirección: Antonio Urrutia

Producción: Guillermo Del Toro

Guión: Juan Valdés

Sobre la novela homónima de Juan Valdés

Música: Federico Bonasso

Fotografía en colores: Serguei Saldívar Tanaka

Montaje: Pablo Blanco

Intérpretes: Santiago Segura (Padre Gorkisolo) – Jesús Ochoa (Comandante Martínez) – Yvonne Montero (Yolanda) – Gabriela Roel (Gilda) – Daniel González Cacho (Onofre) – Eduardo España (Bonito)

Fecha de estreno en España: 11 de octubre de 2002

No estrenada en la Argentina.

Lanzamiento en DVD en la Argentina: 13 de enero de 2010

Duración original: 84’

Calificación del DVD: Sólo para mayores de 18 años


Es una comedia negrísima que llega tarde -vía DVD- a nuestros lares. Con aires de trhiller –género muy raro en México y poco frecuentado en España, según confesión de su productor, el obeso Guillermo Del Toro (*)- y con un desenfado absoluto el más o menos principiante Antonio Urrutia se anima a intrigarnos valiéndose a antecedentes del cine estadounidense y de ciertos guiños políticos de buena cepa.

Ante todo, hay que reconocer una insolencia infrecuente en el tratamiento de un asesino serial muy particular: mata a bellísimas mujeres cuyos cuerpos desnudos aparecen en idéntica postura (boca abajo, ni una lastimadura, ni signos de violación, pero… con una sonrisa de felicidad que los humores vaginales excesivos confirman la dicha postmortem).

La acción se inicia desde los títulos con una mujer que hace un streep tees en la intimidad de una habitación mirando una cámara simulando cantar la conocida “Amado mío” que de blanco y en un cabaret uruguayo cantaba Rita Hayworth en la ficción de “Gilda”.

El Comandante (ojito, no decirle comisario) Martínez es el encargado de la investigación con la ayuda de un médico anciano de la morgue que, entre autopsia y autopsia, practica zapateo americano. Y la ingrata colaboración de su yerno, un palurdo azorado del orgásmico fin que tienen las víctimas, todas prostitutas callejeras.

No conviene contar lo que sigue. A lo sumo anoticiar de la riqueza de personajes protagónicos que se incorporan a la galería: un sacerdote conocido como el Padre Gorkisolo (alguien podría relacionarlo con uno de los escritores Goytisolo), un antropólogo que recuerda al de “El exorcista”, una sirvienta que es usada como cobayo para prácticas non sanctas por el sacerdote, un crimen filmado desde un ángulo superior desde un individuo rueda por las escaleras al mejor estilo de don Alfred y un compendio de desfachateces que harían las delicias del manchego Almodóvar (en especial el de los primeros tiempos).

La comedia policial es simpática si se despoja de alguna moralina que debe limpiarse de la solapa porque impide entregarse a la propuesta del que se declara máximo responsable Guillermo Del Toro, un productor que cuenta en su haber desde las denuncias sociales patéticas (“El espinazo del diablo”, “El orfanato”) hasta las diversiones fantásticas (“El laberinto del fauno”, “Hellboy I y 2”). Los resultados son óptimos, tanto del lado español como del mexicano, en esta producción muy bien interpretada y que hace de la verosimilitud una de las reglas necesarias de los thrillers y policiales (***). Lo enseñó Hitckcock en sus famosos diálogos con Truffaut: “Si una película de suspenso obliga al espectador a preguntarse por algunos cabos sueltos después de verla, es que algo ha fallado en la obra hecha. Aunque los cabos sueltos estén aclarados en el desarrollo”.

En síntesis: los adictos a la comedia negra con cantidad de pimienta, de sátira y suspenso estarán de parabienes.

Imagínense, está el veterano Santiago Segura (**) componiendo a un cura arrepentido al frente de una iglesia que parece el castillo imaginado por Bram Stoker.


Hernando Harb


(*) Guillermo del Toro nació en la década de los 60 en Guadalajara, Jalisco, México. Lleva cumplida una labor de productor y guionista donde demuestra una imaginativa capacidad para crear historias y cómics de primerísima calidad.

(**) Santiago Segura es un actor dueño de una vastísima filmografía que incluye la serie del detective Torrente (la cuarta está en proceso de posproducción) y hasta se lució en Blade II (2002), sin contar sus interpretaciones tan celebradas en filmes de Alex de la Iglesia (recordar Acción mutante, por ejemplo.

(***) Mal que le pese a algún crítico desorientador que convida a espectadores a disfrutar de películas policiales donde la verosimilitud brilla por su ausencia. Es más, quedó en el balde del cuarto de montaje para hacer más llevadera la aburrida película recomendada de turno.

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