LA NANA de Sebastian Silva (CHILE 2009) - Arnaldo H.Corazza

miércoles, 22 de septiembre de 2010 en 18:25





















LA NANA
de Sebastian Silva



Ficha Tecnica:
Dirección: Sebastián Silva
Guión: Sebastián Silva y Pedro Peirano
Fotografía: Sergio Armstrong AFCH
Producción: Gregorio González
Montaje: Danielle Fillios
Año: 2009
Duración: 96 min
Formato Original: DVCPRO HD (P2) 1080p 23.98fps
Elenco: Catalina Saavedra, como la nana, junto a Claudia Celedón, Mariana Loyola, Anita Reeves, Delfina Guzmán, Andrea García-Huidobro, Mercedes Villanueva, Alejandro Goic, Agustín Silva y Luis Dubó.

Premios:
Sundance Film Festival: Gran Premio del Jurado de Cine Internacional/Ficción, Premio Especial del Jurado de Cine Int./Ficción a la Actuación, Catalina Saavedra
Miami International Film Festival: Mención Especial del Jurado, Mejor Actriz, Catalina Saavedra Premio Jordan Alexander Ressler al Mejor Guión International Film Guide Inspiration Award-Fribourg Film Festival: Talent Tape Awar- Sarasota Film Festival: Mejor Película Narrativa- Festival de Cine de Guadalajara: Premio FIPRESCI- Festival de Cine de Cartagena de Indias: Premio de la Crítica Especializada India Catalina a la Mejor Actriz (Catalina Saavedra)- Off Plus Camera Film Festival, Polonia: Cracow Film Award- Festival de Cine de Transilvania: Premio a la Mejor Actuación: Al Elenco Completo de La Nana

Raquel, la amargada e introvertida criada de la casa de los Valdés, con quienes ha trabajado por 23 años, ve peligrar su puesto cuando éstos contratan a una nueva empleada que le ayude durante su convalecencia. Raquel se dedica a hacerle la vida imposible a las nuevas nanas. Esta mecánica se repite una y otra vez hasta la aparición de Lucy, una mujer de provincia que logrará penetrar la coraza de Raquel.

Es un film pequeño, filmado casi totalmente en interiores, casi sin musica, que aborda la vida de una criada bien tratada en la casa de los Valdes -de clase alta- pero que vive sumergida en la misma casi sin lazos con el exterior. Esta muy bien filmada, me reconcilia con el cine chileno actual, con una actuación estupenda de Catalina Saavedra, personaje casi excluyente del film. La aparicion de Lucy, otra criada -despues de otras rechazadas por Raquel- le abre el camino al afecto y a otras perspectivas. Me parece muy meritorio el trabajo de su director Sebastian Silva, que con su camara va mostrando los problemas psicologicos de la nana -criada- y sin pretender efectuar una critica social de alguna naturaleza, nos muestra los dos mundos distintos, que conviven en una misma casa. Para quienes disfrutan de un buen cine intimista, pequeño, es altamente recomendable.


Puntos de 1 a 5: 4 puntos

ARNALDO H. CORAZZA

EL HOMBRE DE AL LADO de Mariano Cohn & Gastón Duprat - HERNANDO HARB

en 7:13



















EL HOMBRE DE AL LADO

de Mariano Cohn & Gastón Duprat

EL HOMBRE DE AL LADO

Argentina, 2009

Género: Dramática

Dirección: Mariano Cohn & Gastón Duprat

Producción: Fernando Sokolowicz

Guión original: Andrés Dupat

Asistente de dirección: Diego Bliffeld

Fotografía en colores: Gastón Duprat – Mariano Cohn

Camarógrafa y Montaje: Jerónimo Carranza

Música: Sergio Pángaro

Dirección artística: Lola Llaneza

Intérpretes: Rafael Spregelburd (Leonardo) – Daniel Aráoz (Víctor) – Eugenia Alonso – Inés Budassi – Juan Cruz Bordeu

Filmada en la Ciudad de La Plata

Duración original: 110 minutos (1)

Fecha de estreno en la Argentina: 2 de setiembre de 2010

Calificación: Sólo para mayores de 13 años


Magnífica película la de Mariano Cohn y Gastón Duprat, responsables también de la fotografía, sobre un relato original (en el amplio significado de la palabra) de Andrés Duprat .

Exhibida en algunos certámenes de cine y elogiada por la crítica local, la historia parece sencilla (o sea, no simple) y se remite a un problema edilicio entre dos hombres que viven en La Plata y cuyas condiciones sociales son diferentes.

Leonardo es un petulante, diseñador de muebles modernísimos, un envidioso de sus alumnos que lo supera en creatividad, vanidoso, capaz de elogiar el horrible trabajo de otra discípula con tal de tener una aventura en tanto la histérica de su esposa y la autista de su hija Lola están de viaje. Él, su menopáusica mujer y la adolescente descendiente habitan el luminoso edificio creado por Le Corbussier (6 de octubre 1887- 27 de agosto de 1995), único sello del famoso artista que se construyó en La Plata y que se le conoce como Casa Curutchet. De vez en cuando una doméstica provinciana limpia los extravagantes muebles, atiende el llamativo teléfono para repetir las indicaciones engañosas del patrón y acceder a responder lo mínimo posible en tono provinciano a las visitas. En fin, Leonardo es uno de clase media en ascenso, insoportable, egocéntrico y sin afecto por nadie.

Víctor es “el otro” personaje. Es el “vecino de al alado” que abre una ventana que da a uno de sus enormes ventanales de la famosa casa visitada y fotografiada por turistas que habita el anteojudo arribista. Es su opuesto, en cierto modo. Nunca conoceremos el interior de su vivienda. Su deseo mayor, por el momento, es mandar a hacer esa pequeña ventana (yan antiestética y peligrosamente “voyeurista”) que le permitirá disfrutar de “unos rayitos de sol”.

A los dos los desune esas diferencias establecidas por la cultura impuesta por un sistema determinado. Víctor admira “el exterior” de Leonardo. Leonardo se burla el que ofrece Víctor. Son dos clases de tipos parecidos en sus pretensiones: las apariencias significan mucho. El “inculto” Víctor lucha por crear “su agujero lumínico mínimo” que el “prestigioso” Leonardo le niega de todas las formas posibles.

Es el enfrentamiento de dos mundos que de algún modo se entrelazan. El “vecino” admira al hombre que se codea con gente de un medio social diferente del suyo, ejercerá la lógica mimetización que una relación como ésta provoca, y uno tomará “algo” del “otro”, y viceversa. Es una consecuencia inevitable en la relación entre dos hombres bien diferenciados que se vinculan demasiado.

Es el abecé de la psicología. Es lo (i)lógica interrelación compartida.

Leonardo se asombra de que su “enemigo” defienda por amor a su viejo tío, a quien cuida por padecer de Alzheimer. Claro, él no puede ni darle un beso a esa hija escudada en sus audífonos y saltando en una cuerda. Es más, defiende “su estética mobiliaria” y ni necesita mantener una conversación con su cónyuge.

Víctor lo invita a su camioneta a conversar su problema de la ausencia de “unos rayitos de sol”, lo invita a matear y le habla lo poco que puede decir de su rutinaria vida.

Leonardo se reunirá con unos amigos a almorzar y criticar al “increíble” vecino, que frasea sin pronunciar las eses finales, que usa el lunfardo, que desconoce “lo bienudo” que significan los divanes minujinescos ,

Pero que le sirven la yerba en un mate que tiene senos de mujer y que se venden como “recuerdos playeros en San Bernardo”.

Cohn & DuPont radiografían a dos argentinos con la habilidad de los que están dispuestos a que los que viven en Buenos Aires se reflejan en espejos auténticos, no los que abundan en los circos y que reflejan cuerpos deformados para mostarnos que no podemos ser así, que somos los mejores del mundo, y que “la otredad” nos divide como corresponde.

Yo no es lo mismo que ése.

mundo no es el de “aquél”.

El señor Leonardo” no es el “vecino de la otra casa tipo conventillo”.

Pero el juego que plantea el guionista cómplice del estupendo dúo de directores, Andrés Duprat, sabe que en algún punto de la convivencia estos “opuestos” comparten una realidad que nos envuelve a todos. Esa realidad que estalla al final, cuando la mentada “inseguridad” irrumpe y, de pronto, “uno” –no digamos quién- defiende los valores queridos por “el otro” –no soplemos quién- para demostrarnos què complejos podemos ser los humanos por separarnos por creaciones culturales (estilos pasajeros, palabras “a la moda”, el dinero que puede comprar al mismo Sol) y no acercarnos más. Para saber que somos todos nacidos del mismo “palo”. Lo que viene por añadidura son los disfraces que nos separan hasta no distinguir lo parecidos que somos. Y sí, como astillitas de ese “palo”.


(1) En Estados Unidos se exhibió con una duración de 103’.


HERNANDO HARB

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