STEPHEN FREARS (Un creador inestimable) - HERNANDO HARB

domingo, 29 de agosto de 2010 en 17:49





















STEPHEN FREARS

(Un creador inestimable)


Es inglés. Combativo y honesto. Los “negocios sucios” son denunciados en sus películas. En la vida privada sus afanes se reflejan en una filmografía impecable.

Nació un 200 de junio de l941, en Leicester. Pertenece a una familia de religiosos judíos. “No practico ninguna religión. No pertenezco a ningún credo. Pero no me pongan la estamppilla de ateo. Creo en Dios. Claro, soy un hombre con mis desconciertos, pero intento encontrar una respuesta para librarme de cada uno de ellos,declaró cuando filmaba en Estados Unidos una incomprendida sátira conocida en la Argentina con el inapropiado título de “Héroe por accidente”, confundida como una como una comedia libre de sutilezas a una sociedad que se debate por no desencontrarse en un mundo plagado de monólogos y desacuerdos.

Estudió en Cambridge. Fue un alumno correcto, de hablar pausado y enérgico. Su vocación fue el teatro y el cine. Amigo de varios integrantes de los Monty Python, fue gracias a John Cleese y a David Frost quien ingresó al cosmos para integrarse: “Creo en las fusiones, en las interelaciones, amo a todas las razas, amo la belleza de las razas, amo la fusión de las razas. Aspiro a la libertad de los que consideran distintos”.

Fua ayudante de dirección de uno de los fundadores del nuevo cine inglés: Karel Reisz y no titubeó en secundarlo para divertir y mortificar con su “Morgan, un caso clínico”. Cuando el maestro Lindsay Anderson lo llamó como ayudante de su polémica y ácida “If…” fu entusiasmo le confirmó que formaba parte de los vanguardistas auténticos. “No me equivoqué. Agoté mis esfuerzos hasta volver a recrearlos en y con cada uno de mis filmes. Creo haberlo logrado”, confesó cuando su tercer largometraje “The Huth” (194) –no estrenado en la Argentina- describía con sonoridades musicales hispanas una persecución de veganza con un ascendente John Hurt y un Terence Stamp empeñado en internacionalizar su carrera.

El film no tuvo la repercusión que merecía. Lástima. Hay voces que se hacen oír pero hay gentes que no están dispuestas a escuchar diáfanas innovaciones.

Entonces empezó su etapa anti-thatcher. Lo hizo sin ninguna clase de tapujo y si pensar en la censura de hierro.

My beautiful laundrette” de Hanif Kureishi fue su primer puntapié. Aprovechó una historia de paquistaníes, jamaiquinos, ingleses combinándose con squatters –expulsadores de ocupas enviados por capitalistas de distintas razas que intentan enriquecerse en una Londres donde la venta de droga permite enriquecerse muy rápido y sin intervención policial.

Si irritó a las autoridades ingleses, la segunda de la saga fue la explosión de varios petardos en plena intelectualidad británica (incluido el off tan de moda, importado de EE.UU..

La responsable fue “Prick Up Your Ears” (1987) cuya traducción al castellano es “Dándosela por los oídos” y que en la púdica Buenos Aires se optó por un afiche provocativo y el título de “Susurros en tus oídos”, biopic de la vida del autor teatral Joe Orton, asesinado por su pareja gay a martillazos. Es una cruel transcripción protagonizada por Gary Oldman (un culposo dramaturgo que le robaba ideas a su amante), Alfred Molina (un acomplejado fagocitado por un amante) y Vanessa Redgrave (una representante artística que ventilaba los entretelones de una historia de arrepentimientos, lealtades y cobardías). El resultado fue triunfal. Hasta que llegó la tercera de la saga: “Sammy y Rosie Get Laid” traducida para la cartelera como “Sammy y Rosie van a la cama”, pero cuya literalidad era más osada. Fue una audaz recorrida por los barrios bajos donde Frearsswingers. hacía hincapié en la liberalización de la mujer, de una manera transgresora y anticipada a la moda de los

Después llegó la obra máxima del inglés: “Las amistades peligrosas”, conocida como “Relaciones peligrosas” (1988), basado sobre la novela epistolar clásica de Pierre Choderlos de Laclos, adaptada por un admirado Christopher Hampton. Fue muy comentada la escena final: la perversa protagonista –a cargo de Glenn Close se quitaba el maquillaje ante el principesco espejo de su alcoba luego de haber triunfado en un malvado plan. Toda England sabía que el cruel rostro no representaba a otra a Margareth Tahatcher…

Si por “Mi hermosa lavandería”, que obtuvo el Oscar al mejor guión adaptado del año, Frears fue candidato al Oscar al mejor actor del año, no podía ser de otro modo que tal mención se repitiera con estas “Amistades” o “Relaciones”. No lo obtuvo. Ya se sabe, el director estaba muy lejos de las estatuillas y las lisonjas académicas. Otras eran sus intenciones. Por ejemplo las que desarrolló a continuación en los Estados Unidos:

The Grfters” (1988) conocida como “Los timadores” y en la Argentina con el absurdo gancho de “Ambiciones prohibidas”, donde un triángulo se desenvolvía en medio de los negocios sucios, el incesto y los engaños entre marginales del negocio.

O “Mary Reilly” (1995), resucitaba al Dr. Jeckill y a Hyde, compartiendo su esquizofrenia con una sirvienta (a cargo de Julia Roberts) seducida por el médico del clásico de Stevenson.

Retornó a Inglaterra para filmar “The Queen”, o sea un momento de la vida de “La Reina” Isabel: la muerte de Lady D. Frears concedió cierto decoro pero no evitó aplicar sus dardos a la relación de Su Alteza con el entonces Primer Ministro, en especial con la esposa de éste, una enemiga de la monarquía con todas las letras.

Su último éxito fue “Chéri”, un reflejo de la decadencia inglesa de la realiza a través del amor de una madura profesional del amor con un jovenzuelo predispuesto a escalar en el universo del reinado. La actriz Michelle Pfeiffer y el guionista Christopher Hampton volvieron a ser de la partida (como enRelaciones”).

En el camino quedaron algunos títulos menos memorables. Pero habría que destacar “The Van” (La camioneta”), no estrenada en nuestro país, a veces incluida en algún canal descolocado de cable, que se destaca por su ironía al describir las relaciones de dos hombres que inician una pequeña Pymes, fracasada por el motor de la eterna ambición en las relaciones trabajadores-empleados.

Se esperan las creaciones futuras de Stephen Frears, un director como pocos en esta alicaída urdimbre comercial en que a veces parece haberse convertido el mercado del cine.

ROPAS LIMPIAS, NEGOCIOS SUCIOS de Stephen Frears- HERNANDO HARB

en 17:32




















ROPAS LIMPIAS, NEGOCIOS SUCIOS (1)

de Stephen Frears


Título original: “My Beautiful Laundrette”

Origen: Inglaterra, l985

Director: Stephen Frears

Guión: Hanif Kureishi

Libreto: “My Beautiful Laundrette” de Hanif Kureishi

Productores: Sarah Radclyffe – Tim Bevan

Hablada en inglés y en urdu

Fotografía en colores: Oliver Stapleton

Montaje: Mick Audsley

Escenografía: Hugo Luczye Wyhowski

Sonido:Albert Bailey

Música: Ludus Tonalis

Maquillaje: Elaine Carew

Intérpretes: Daniel Day-Lewis (Johnny) – Richard Graham (Genghis) – Derrick Branche (Salim) – Gordon Warnecke (Omar) – Rosah Seth (Papá) – Saeen Jafrey (Nasser)- Shirley Ann Field (Rachel) – Charu Bala Cholksi (Bilquis) – Souad Faress (Cherry) – Rita Wolf (Tania)

Estreno en la Argentina: 19 de junio de 1986

Duración en la Argentina: 97’

Duración original: 98’


Es el primero del cuarteto de filmes que el director británico Stephen Frears rodó para atacar la política thatcherista. Lo hizo con una convicción e iracundia no sólo propias de su juventud sino con el talento de un realizador dispuesto a ir más lejos aún: destacarse como un antimonarquista que emplea la cámara para plasmar su ideología y estimular a los que lo comenzaban a admirar a seguir sus premisas.

“Inglaterra”, dijo este hombre oriundo de Leicester, debe aprender a ser una democracia sin deidades, donde las razas no se enfrenten para poder convivir en paz y las clases sociales se clasiquen de manera que la libertad de trabajo no sea prohibitiva para tanta gente inglesa o de otros continentes que vienen a refugiarse en nuestra England que se proclama democrática”.

Ropas limpias, negocios sucios inició su etapa de rebeldía inclemente, pero sin abandonar la ternura y la solidaridad como vínculos entre personajes que miran al futuro.

Corría 1985 y al leer el primer guión del novelista Hanif Kureishi -madre inglesa, padre paquistaní-un dudó en aceptar la oferta que le hacía Howard Davies -un director de la Royal Shakespeary Company- de filmar My Beautiful Laundrette. Propuso cumplir su tarea en menos de cuatro meses -de noviembre a febrero- ante el estupor del sensible y timorato escritor Kureishi.

Lo consiguió.

Se rodaron dos horas y cuarto (Frears se caracteriza por ser excesivo en la mayoría de los órdenes de la vida). Decidieron proyectarla en privado ante “entendidos” (directores, productores, guionistas, adaptadores, actores, actrices entre las que se destacaba Julie Dench). Se votó por unanimidad: se cortaron cuarenta y cinco minutos. El único sufragio ausente fue el del novelista, admirado por los resultados de su primer guión escrito a los apurones en una ciudad que su madre amaba en Paquistán.

Ropas limpias, negocios sucios (tal es título como se la conoció en la Argentina) se presentó por vez primera en el otoño de l985 en el Festival de Cine de Edimburgo. Fue recibida con aplausos unánimes Se estrenó el 15 de noviembre en el Festival de Londres y al día siguiente se produjo su lanzamiento en las salas comerciales de la capital inglesa.

El suceso se imponía por decreto: la audacia temática, el mensaje directo y sin eufemismos mediadores para consolar inquietas conciencias, alguna escena infrecuente como el apasionado beso de los jóvenes socios de la lavandería –un inglés y un paquistaní-, los problemas clasistas entre nacionales y foráneos, y los que repercutían entre los mismos hablantes en undú, fueron varios de los motivos que atrajeron a un público incitado a debatir con libertad los problemas cruciales que acicateaban la convivencia en la burocrática Inglaterra.

El éxito se repitió en la Argentina. Tal vez las motivaciones del éxito no fueron similares con exactitud. Pero no diferían demasiado. La corruptela como medio de ascenso hasta para explotar a sus connacionales, la actividad de los despojadores de viviendas habitadas por los equivalentes a nuestros ocupas, la homosexualidad interracial, la liberación femenina fueron acicates para que el nombre de Frears saliera a la palestra en Buenos Aires.

El filme es cortante, seco, planos/contraplanos amenazantes o presagiando acercamientos conciliatorios, un montaje exacto y nada represor, fueron los que convirtieron a esta lavandería llamada al comienzo ChurchillsFrears (por supuesto) y el de Daniel Day- Lewis (en el rol del ex barrabrava Johnny), un actor que ganara un merecido Oscar por su caracterización del parapléjico den la biográfica Mi pie izquierdo. (con una ese final para “disimular” la (no) recatada ironía en un comentado filme que provocara dos lanzamientos en la culta Buenos Aires: el de

Convendría que esta obra se reditara en DVD. En especial, en su versión completa.


HERNANDO HARB

(1) El comentario de labiografía y del primer guión de Hanif Kureishi figura en el blog, en la sección de literatura.

LO MEJOR DE NUESTRAS VIDAS de Daniele Thompson-HERNANDO HARB

sábado, 28 de agosto de 2010 en 19:32

















LO MEJOR DE NUESTRAS VIDAS

de Daniele Thompson



Título original: “Fauteuils d’orchestre”

Francia, 2006/7

Género: Comedia dramática

Dirección y diálogos: Daniéle Thompson

Guión original: Daniéle y Christopher Thompson (1)

Director de fotografía en colores: Jean Marc Fabre

Montaje: Sylvie Landra

Escenografía: Michéle Abbe

Sonido: Michel Kharat

Distribuida por Alfa

Fecha de estreno en la Argentina: 14 de junio de 2007

Duración original: 106’

Duración en la Argentina: 106’

Duración en EE.UU.: 100’

Hablada en francés, inglés y japonés

Intérpretes: Cécile de France (Jessica) – Valérie Lemercier (2)

(Catherine Versen – Albert Dupontel (Jean Francois Lefort) – Laura Morante (Valentine) – Claude Brasseur (Jacques Grumberg) – Christopher Thompson (Fréderic) – Dani (3) (Claude) – Sydney Pollack (Brian Sobinski) – Suzanne Flon (4)- Annelise Hesme


París. Esta vez no las clásicas postales de la capital francesa. Los guionistas Thompson eligieron el lujoso barrio de la avenida Montaigne: una suerte de triángulo comunicante entre el Café des Théatres y dos salas teatral, una frente a la otra. La acción transcurre el día 17 y “su” noche. Una voz en off la de una abuela habla acerca del lujo y la búsqueda en su Juventus de una vida rumbosa, la convivencia entre artistas famosos, la lujuria del dinero y de los brillantes sobre las mesitas de luz. Terminó como camarera conviviendo con ese sueño, el que repetirá Jessica, su nieta, una jovencita encantadora bajo el solparisiene y observando la Torre Eiffel al amanecer desde una azotea.

El título original es más exacto: Platea preferencial”, o sea el lugar ideal para observar el diario vivir: “ni las primeras butacas, porque uno no tiene una visión total del espectáculo, ni las últimas, puesto que se pierden detalles y se ve todo muy reducido. En fin, el centro”.

Ésa es la primera enseñanza de la chica que el dueño de un bar la elige de mala gana para trabajar de moza (“en realidad no tomamos mujeres. ¿Por qué? Porque no”).

Los protagonistas se van sumando entre melodías cantadas por Juliette Greco, Gilbert Becaud, Sacha Distel y referencias a Sartre y Beavoir, a Kusturica, Resnais, Truffaut, Feydeau.

Jean Fracois, un notable pianista que ofrece ese 17 un concierto. Su matrimonio con la bella Valentine está en crisis. Ella es su representante y se rebela contra la decisión de su marido de dedicar su arte a los desvalidos e ignorantes de la música. Decisión que logra llevar a cabo, interrumpiendo su interpretación beethoviana y haciendo un leve streptease al despojarse de sus ropas acartonadas y finalizando su concierto en camiseta. La pareja se une por obra y magia del arte. O del amor, que es lo mismo al fin y al cabo. Las notas musicales transmiten el amor del pianista y su mujer así lo entiende en tanto la fabulosa banda sonora deja oír unos besos que explican cómo entre abrazos y guerras se termina en la cúspide de la paz. Una casa humilde frente a la playa los espera.

También está la histérica actriz de telenovelas Catherine Versen, quien debuta ese 17 representando el vaudeville La pulga en la oreja”, está harta de su mediocre carrera televisiva y descubre entre los asistentes al mismísimo Sydney Pollack (5), un director norteamericano al que le adjudica la realización de “Taxi Driver(6) y que prepara el rodaje de una película sobre Simone de Beavoir y Sartre. Misterios del coup de foudre, ese bautizado amor fou consigue que el visitante estadounidense quede prendado de la verborrágica actriz y le ofrece filmar una biografís acerca de la vida de Simone “Castor” Beavoir luego de escuchar un análisis de la vida y obra de la autora de “Los mandarines”. El amor y el arte de han congeniado para armar otra pareja.

Jacques Grumberg es un enfermo terminal. Ese día 17 remata las obras de arte que coleccionó junto con su esposa (“la única mujer a la que amé”). Lo visita su hijo, Frédéric, joven protestante que no soporta los barrios lujosos y convive con el hombre común; es un escritor que aborrece Catalina de Médici, asombrado descubridor de un secreto de su padre: la escultura –El beso (1925) de Constantin Brancusi (7) ha sido la preferida de su madre fallecida (que amó a un solo hombre en su vida, el viejo Jacques). Esa obra de arte los une de modo impensada, y en tanto oyen los martillazos del rematador descubren que el arte que se ama no tiene valor en francos. Fréderic se la regalará, con anuencia de su pater, a la camarera Jessica, sí la joven que viajó de un pueblito de provincias a conquistar el verdadero lujo de la capital. Otra vez el arte es cómplice del amor. Cuando Jessica observa la escultura opina: “No soy entendida, pero al verla dan ganas de enamorarse”. La magia se ha cumplido.

El cuadro de protagonistas se completa con Claude , una artista fracasda que ese 17 se retirará, y que canta acerca de “la soledad y su inexistencia”. Es una soltera que vive acompañada por los grandes de la música francesa, y lagrimeando admite que su amor es la música (cada compás es un latido en mi corazón).

Ha una perdedora en esta hermosa fábula coloreada con la pintura de la fotografía de Jean Marc Fabre: es la ambiciosa Valérie, una jovencita bella amante del dinero, que comparte la intimidad con los Grumberg, uno (el joven) que vive para construir, el otro (el viejo) que sobrevive para vender los recuerdos.

Y en el medio de esta jornada (espléndido 17) está el madapolán, una tela rara parecida a la hindú que -en una escena clave- alguien acaricia con sus manos y que se menciona dentro de un burdo contexto escrito por Feydeau. La simbólica representación que juega en esta bella película se la dejamos al gozoso espectador.

El mismo que, como nosotros, sabe que el amor y el arte son los lujosos aliados para poder gozar de la magia de la vida.


Hernando Harb


(1) Madre e hijo en la vida real.

(2) Ganadora del Premio César a la Mejor Actriz Secundaria del año 2006.

(3) Candidata a Mejor Actriz de Reparto ese mismo año.

(4) Falleció después del rodaje. Gran actriz de la Comedia Francesa.

(5) Es el gran director norteamericano, por ejemplo de “África mía” (1985) –por la que obtuvo un Oscar-. A veces trabajó como actor y estuvo a la altura de sus antecedentes, como en esta ocasión.

(6) Filme dirigido por Martin Scorsese en 1976..

(7) Escultura de Constantin Brancasi, de origen rumano radicado en París. Nació en 1876 y falleció en 1957.

EL SOBERBIO RICHARD FLEISCHER- HERNANDO HARB

en 16:34













EL SOBERBIO RICHARD FLEISCHER


No hay discusión fue uno de los máximos creadores del siglo pasado. Falleció el 27 de marzo de 2006 a los 89 años en Los Ángeles, por causas naturales. Uno de sus tres hijos, Mark, declaró al periodismo que sus padres “hicieron un gran esfuerzo para aislar a mí y a mis hermanos de la locura de Hollywood. Mi padre amaba el verde campestre, Contemplaba el alba como si asistiera a misa”.

El padre del director, Max, y sus tíos David y Louis, fueron pioneros en la realización de cortometrajes de animación en los años ’20 y ’30, Las comedias de la mítica Betty Boop y Popeye hicieron temblar las arcas de míster Disney.

Richard Fleischer escribió en su biografía “Dime cuándo llorar” (1993) este deseo: “Me gustaría destruir esa pequeña ilusión que tiene el público de que todos somos o muy buenos o muy malos. Todos somos una confusa mezcla de ambas cosas, y me parece necesario que el público se dé cuenta de esta realidad”.

E intentó demostrarlo a través de su obra: “Barrabás”(1961 [basada en la obra del premio Nobel Pär Lagerkvista] en su segunda versión para el cine; “Los vikingos”(1958); “Sábado violento” (los asaltados no dejaban de mostrar facetas terribles); “Che!”(1969), con Omar Sharif en el rol del revolucionario; “The Boston Strangler (1968), o “El estrangulador de Boston” en Buenos Aires , donde el protagonista tenía facetas queribles y el policía encarnado por Henry Fonda delataba cierto placer en hostigarlo; “Viaje fantástico” (1966), una incursión de científico dentro del cuerpo humano, un ejemplo de cine, donde el mal no podía faltar encarnado por… Donald Pleasence; o los filmes de Conan con un Arnold Schwarzener no precisamente rechazando violencia, sangre y cierta injusticia en medio de venganzas.

Pero donde Fleicsher logra grandes alturas es en dos filmes maravillosos: “Compulsion” (1959), basado en la novela autobiográfica de Meyer Levin, condiscípulo de dos asesinos universitarios nietzcheanos que cometían un horrible crimen y el fiscal (a cargo del gran Orson Welles) develaba la verdad con métodos hábiles, poco bondadosos, para cumplir con la justicia en tanto el espectador llegaba a sentir una incómoda complicidad con los dos anormales al conocer su educación entremuros familiares.

El otro filme estupendo es “Crack in the mirror” (1960) estrenado en Buenos aires como “El espejo roto”, donde los tres principales actores representaban cada uno un papel doble: Juliette Greco (la asesina Epopine y la esposa del fiscal Florence), Bradford Dillman (el asesino Claude y el amante de la mujer del hombre de la justicia), y Orson Welles (el fiscal engañado por su esposa Hagolin y el marido asesinado Lamercier). El doble juego era comparar un triángulo amoroso (esposa y amante joven asesino, marido viejo asesinado) con otro (esposa y amante jóvenes y venales, justificando el crimen; el fiscal traicionado debiendo defender al esposo asesinado). Había un juego de identificaciones donde la bondad y la maldad humanas jugaban a las escondidas frente al espejo donde los humanos no queremos mirarnos como somos. Pero, ya se sabe, como escribió Gogol: “Si te miras al espejo y no te gustas, no le eches la culpa al espejo”.

Que esto sirva como homenaje a una necesaria reedición de un muy buen filme del género de Ciencia Ficción y al gran Richard Fleischer, un hombre que todo crítico debe de tomar en cuenta en el historial del universo del buen cine.


NOTA: Humildemente al escritor de los fascículos de la colección de Ciencia Ficción, el dúctil y laborioso Horacio Moreno, le recomendaría que revise la definición del concepto del género. ¿Por qué? Pues se presta a ciertas confusiones. Es más: bien podrían incluirse en el género de directores y películas que nada tienen que ver con el área. Es probable que se deba a algún término mal traducido. De todas formas la presentación de los DVD’s es de mucha calidad, lo que los coleccionistas y aficionados del buen cine le estamos agradecidos.

CUANDO EL DESTINO NOS ALCANCE de Richard Fleischer-HERNANDO HARB

en 16:20





















CUANDO EL DESTINO NOS ALCANCE

de Richard Fleischer


Título original: “Soylent Green”

Estados Unidos, 1973

Género: Ciencia Ficción, Drama.

Distribuida por Metro Goldwin Mayer

Director: Richard Fleischer

Guión: Stanley R. Greenberg

Basado sobre la novela de Harry Harrison titulada “¡Hagan sitio, hagan sitio!”

Productor: Walter Seltzer

Fotografía en metrocolor y Panavisión, y en blanco y negro.

Estreno en los Estados Unidos 9 de mayo de 1973

Estreno en la Argentina: Fines de 1973

Estreno en DVD en versión completa y remasterizada: Mayo de 2010-08-28 en una edición bautizada “Una historia del género a través de sus mejores películas”. Acompañada por un fascículo escrito por Horacio Moreno.

Duración: 97 minutos

Intérpretes: Charlton Heston (Robert Thorn) – Leigh Taylor-Young (Shirl) – Edward G. Robinson (Sol Roth) – Chuck Connors (Tab Fielding) – Joseph Cotten (William R. Simonson) – Brock Peters (Chief Hatcher) – Lincoln Kilpatrick (The Priest)

Calificación: Sólo para mayores de 16 años.

Filmada en Los Ángeles.


En una versión moderna, muy bien presentada y completa, sin fisuras, de impecable traducción se lanzó para el público argentino una esperada redición en DVD de “Soylent Green” (1973) estrenada en el medio local con el insufrible título “Cuando el destino nos alcance, una de las obras mayores del realizador Richard Fleischer y un clásico del cine de ciencia ficción. El filme suele difundirse en video dos o tres veces por año en una copia cortada y segmentada por las imposiciones publicitarias que algún día deberán revisar el alcance de sus atribuciones en cuanto a cortes en beneficio de marcas de perfumes y hasta de… galletitas de procedencia diversa, no sé si pertenecerán al auspiciente Soylent Green (aunque al paso que vamos).

El guión se basa en una óptima novela que nos ubica en el año 2022, en la ciudad de Nueva York, atestada de gente (40 millones de seres la habitan) y en donde la comida escasea. Las calles están desbordadas. La policía reprime con topadoras a los que protestan por falta de alimentos: éstos se limitan a tres clases de galletitas de colores diferentes, pero las más solicitadas las fabrica una empresa cuyos capitostes mantienen en secreto su fórmula y se las conocen como Soylen Green. Se las distribuye en forma gratuita. En tanto hay un mercado negro de hortalizas y frutas auténticas, además de jabones y demás artículos de higiene. Por supuesto: de los rojos tomates, de las frutillas perfumadas y de los jabones que se deslizan por selectas señoritas seleccionadas para entretener a jerarcas sólo disfruta una minoría selecta. Nada nuevo bajo el astro rey, antes y después de Salomón y sus escribientes.

En estas injustas historias, como en la vida, nunca falta un Cristo o un Quijote (es lo mismo, si se piensa un poco como escribió Salvador de Madariaga). En este caso es el detective Robert Thorn, quien a raíz del crimen de un jerarca (interpretado por el solvente Joseph Cotten, con su parsimonia aparente capaz de guardar una caja de Pandora detrás de sus pupilas que parecen siempre apagadas) descubre la punta de un ovillo de una realidad terrorífica. No la vamos a develar, aunque para los aficionados (de verdad y para sabatinos, o sea casuales), ya no debe de ser un secreto.

Lo notable es la labor del gran Richard Fleischer, quien filma por lo menos dos escenas antológicas:

La de la multitud reclamando comida, golpeándose, mezclándose los cuerpos heridos con los muertos en las garras de topadoras impiadosa que los trasladan en camionetas espaciales rumbo a usinas limpias y mecanizadas.

La otra es el acceso -a un hospital pulcro- de Sol Roth - un ex profesor que guarda antiguas publicaciones referentes a los tiempos en que la gente comía una manzana arrancada de un árbol verde sentada sobre la hierba mojada por el rocío-. El anciano se inscribe en la lista para los que quieren morir en condiciones seleccionadas. En fin, un suicidio consentido, recostado en blanca camilla y rodeados de pantallas enormes que difunden arrecifes coloridos, un primer plano de una magnífica mariposa, una caída de agua, y ¡oh Dios mío! el ocaso con su esplendor, su océano sumergiéndose en profundidades maravillosas, y el amarillo despidiéndose de un hermoso desierto verde con flores dispuestas a descansar. Todo con un fondo musical que es un impacto. El que se dispone a despedirse por decisión propia es el papel número 50 que el gran Edward G. Robinson nos regaló desde la pantalla. Es una escena estremecedora. Su mejor (y único) amigo trata de impedir su despedida detrás de un vidrio. Es tarde. No hay lágrimas que calmen el adiós revelador que permite al detective Thorn (porque de él se trata) introducirse en la fábrica que domina como un palacio en el centro de una ciudad donde hombres y mujeres duermen en las calles y los enfermos buscan el refugio de Dios en un templo que no da abasto.

Gran filme. Estremecedor pero capaz de hacernos despertar de la deshumanización que la labor del hombre lleva a cabo sólo pensando en su salvación física e individual.

DESIERTO SUR de Shawn Garry -Arnaldo H.Corazza

en 15:06














DESIERTO SUR

de Shawn Garry



Título:
Desierto Sur
Dirección: Shawn Garry
Producción: Mauricio Arriagada, Karina Díaz y Andrea Garry
País: Chile
Año: 2008
Fecha de estreno: 2008-01-01
Duración: 100 minutos
Género/s: Drama
Reparto: Marta Etura (Sofía), Carolina Varleta (Nadia), Alejandro Botto (Gustavo), Ernesto Malbran (Pepe Valencia), Héctor Morales (Brittany), Héctor Noguera (Iñaki Martiarena)
Guión: Trinidad Jiménez
Música: Eduardo Caces

Sofía es una joven española que pierde a su madre a causa de una enfermedad. Llega a sus manos una enigmática carta que la madre envió en vida a Chile. Esta ha sido devuelta por el correo al no hallarse el destinatario original. El contenido de la misiva despierta profundos interrogantes en Sofía, quien se embarca entonces en un aventurado viaje al sur del mundo. El destino: un ignoto y remoto pueblo llamado "Desierto Sur".

Hace muchos años no me encuentro con un film chileno. El último fué El Chacal de Nahuel Toro de Miguel Littin, que ha hecho historia en la cinematografia chilena. Es nuevo encuentro me ha dejado un sabor amargo, ya que si bien la pelicula esta bien filmada, no encuentra en el guión -que al principio parece atractivo-un sosten para componer un buen film. Los tres protagonistas son Sofia quien es la que llega a Chile con una carta y las cenizas de su madre, Nadia una vagabunda que viaja por Chile, y Gustavo un argentino con historias oscuras. La única historia que sobrevive es la de Sofia, sin demasiada profundidad, y sin explotar la historia y el fin de su viaje. Nadia y Gustavo, siendo protagonistas principales desparecen del film, de manera abrupta y dejando trunca este parte de la historia. Su puede ver para paqsar un rato, pero la opera prima de Shawn Garry pone de manifiesto mas carencias que virtudes. Poco recomendable

Puntos de 1 a 5: 2 puntos

QUE PAREZCA UN ACCIDENTE de Gerardo Herrero -HERNANDO HARB

jueves, 26 de agosto de 2010 en 18:00
















QUE PAREZCA UN ACCIDENTE

de Gerardo Herrero


Título original: ídem

Coproducción: España - Argentina, 2008

Género: comedia negra

Director y productor: Gerardo Herrero

Guión original: Guillermo de la Guardia y Fernando Castets

Fotografía en colores: Alfredo Mayo

Música: Darío Eskenazi

Hablada en español

Fecha de estreno en España: 14 de noviembre de 2008

Fecha de estreno en la Argentina: 20 de noviembre de 2008

Lanzamiento en DVD en la Argentina: junio de 2009

Duración original: 110’

Duración en la Argentina: 90’

Intérpretes: Carmen Maura (Pilar) - Federico Luppi (Arturo) - José Luis García Pérez (Gregorio) - Adrián Navarro (Horacio) - Marta Fernández Muro (Ángela) - Yaiza Guimaré (Marta)

Calificación: Sólo para mayores de 13 años


Ante todo, las hermosas imágenes turísticas de Gran Canaria: callejuelas de casas multicolores, el azul del mar inmisericorde de tan hermoso para los que estamos tan lejos, las casas lujosas y los coches modernísimos.

Pero estamos escribiendo acerca de una película y no de una documental turística que se pasa por TV las tardes sabatinas. Y de un filme producido por Gerardo Herrero (el que puso la plata para filmar Éxtasis [1996], El aura [2005, la última película del fallecido Fabián Bielinsky] o Las viudas de los jueves [2009]. También la dirigió (en su irregular filmografía figura [El principio de Arquímedes]. No es poco, pero tampoco mucho si revisamos sus antecedentes prolíficos en los dos rubros.

La cuestión es que el relato se inicia con una escena violenta a cargo de un hired killer a cargo de nuestro conocido Federico Luppi asesinado en un taller mecánico mientras en son de broma macabra le pregunta a su víctima por los asesinos de John Kennedy. Arbitrariedades del guión.

Lo que parece una policial se transforma en comedia con la aparición de Pilar (Carmen Maura envejecida) haciendo de viuda que recuerda que cada vez que su marido la engañaba ella padecía de dolores de migraña, los que retornan cada vez que su yerno besa a su hija. La señora desea al fiel marido de su única descendiente y se asusta al punto de que consulta a tres amigas también viudas, quienes medio apresuradas le aconsejan matar al objeto de sus deseos contratando a un sicario impecable y parco, que no es otro que el argentino Arturo, o sea Luppi, a quien vimos desplegar su oficio del que está a punto de jubilarse y que heredó de su padre. Los tintes negros enlutan las calles canarias, pero no es para tomársela a la tremenda.

El asesino por contrato está fatigado de su actividad y piensa viajar en un crucero para descansar de tanto trajín hasta que recibe la sorpresiva visita de su único hijo, recién llegadito de Buenos Aires, donde abandonó a su esposa, hijos y varias deudas trabajando como vendedor de diarios. Conclusión: el muchacho, una especie de Clouseau del subdesarrollo se encargará de cumplir con las labores de su fatigado progenitor. Lo previsible se instala al servicio de la incapacidad de los guionistas.

Lo que sigue es un disparate con actrices luciendo un vestuario indigno de una comedia negra, una sufriendo de dolores de cabeza y un estúpido aficionado a matar prójimos desconocidos hasta con un taladro (la víctima es electricista…). El ingenio está ausente sin aviso.

Gerardo Herrero demuestra una ineptitud tal como director que asombra: clava la cámara en el piso y hace que los actores salgan del cuadro (por derecha o izquierda, según los casos a veces) para destornillar ye instalarla en otro ambiente para el cuadro siguiente. Parece un cine de los años 30. El apuro del rodaje no justifica tanta elementalidad. A veces el que también productor mueve la cámara por imposición de las circunstancias: filma en las calles el paso de un coche, por ejemplo. No es suficiente.


HERNANDO HARB

EL LADO EQUIVOCADO DE ANTONIONI (A propósito de una redición de Pink Floyd) -Hernando Harb

miércoles, 25 de agosto de 2010 en 14:49















EL LADO EQUIVOCADO DE ANTONIONI

(A propósito de una redición de Pink Floyd)


Se supo. Todos conocían la admiración del director italiano Michelangelo Antonioni (1912-2007) por el conjunto Pink Floyd, la excelente banda musical que compusiera “The Wall” (pese a los artificios del abúlico Alan Parker como realizador de cine).

Pero la noticia de la redición de un CD que incluye la bellísima “Us and them” (después hit de “El lado oscuro de la luna” la prensa internacional difundió el rechazo que manifestó el artesano de “Blow Up” por incluir la hermosa melodía en una de las secuencias fundamentales de su único filme estadounidense “Zabriskie Point” aduciendo que no le “gustaba”., ante la presencia de la banda musical encabezada por el psicótico Syd Barret. Furon muchas las idas y venidas entre el discutido director y el talentoso grupo. Cuyas partituras, a excepción de la mencionada, sí fueron aceptadas por el crítico de la “alienación capitalista” exportada por Norteamérica.

Es más, Antonioni recurrió a The Doors, y le pidió un fondo musical adecuado para una de las escenas fundamentales de su proyectoque se desarrollaba en la localidad de Lone Point, donde le llamó la atención un gran lago seco debajo de Mount Whitney, Los Ángeles, donde lo deslumbró la belleza muerte del Valle de la Muertte o Death Valley.

Morrison, el alma de The Doors, dijo que sí y creó en menos de un día la composición “L’America”. Antonioni se la rechazó. “No me gustó”, le confesaría a su hija, una actriz menor que alguna vez trabajó con su padre, ya anciano y muy enfermo. Y resolvió recurrir a los Pink Floyd suponemos con ningún arrepentimiento. La egolatría de M.A., creada por los elogios vanguardistas de los ’70, se mantenía incólume.

Todo esto viene a colación para no sólo anunciar la redición de un mítico álbum de Pink Floyd con la dolorosa y rebelde guitarra de David Glimour, también para conocer el desconocimiento de la calidad musical de su tiempo, tal vez influido por su obsesivo odio a un mundo que se imponía en varios aspectos y que era ajeno a sus gustos e impertinencias absolutistas.

De todas maneras la secuencia de la destrucción del edificio Mobil, en el sur de Los Ángeles, que se suponía pertenecía a las oficinas de la Summy Dunes Real Estate Comp (con su presidente incluido, un Rod Taylor algo obeso) quedaron como uno de los momentos magnéticos del cine de la época de oro del cine de Italia.

Los músicos pop no deben de haberse impresionado ante las deficiencias auditivas de un tozudo innovador admirado por los Guido Aristarco de entonces. Lo que sí asombra es que los hermosos jóvenes que representaban a Daria y a Mark, representantes de la juventud de los EE.UU. de aquel tiempo, desaparecieron como por arte de magia. El olfato selectivo del responsable de “La aventura” dio otra demostración de ineficacia.

La cuestión es que la redición de la obra maestra del mítico conjunto musical va a tener la acogida de los memoriosos y de los jóvenes seguidores que se multiplican merced al idioma de la música.


HERNANDO HARB

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