

LO MEJOR DE NUESTRAS VIDAS
de Daniele Thompson
Título original: “Fauteuils  d’orchestre”
Francia,  2006/7
Género: Comedia  dramática
Dirección y diálogos: Daniéle  Thompson
Guión original:  Daniéle y Christopher Thompson (1)
Director de fotografía en colores: Jean Marc  Fabre
Montaje: Sylvie Landra
Escenografía: Michéle  Abbe
Sonido: Michel Kharat
Distribuida por Alfa
Fecha de estreno en 
Duración original: 
Duración en 
Duración en EE.UU.: 
Hablada en francés, inglés y  japonés
Intérpretes: Cécile de France  (Jessica) – Valérie Lemercier (2)
(Catherine Versen –  Albert Dupontel (Jean Francois Lefort) – Laura Morante (Valentine) – Claude  Brasseur (Jacques Grumberg) – Christopher Thompson (Fréderic) – Dani  (3) (Claude) – Sydney  Pollack (Brian Sobinski) – Suzanne Flon (4)- Annelise Hesme
París. Esta vez no las clásicas postales de la capital  francesa. Los guionistas Thompson  eligieron el lujoso barrio de la avenida Montaigne: una suerte de triángulo  comunicante entre el Café des Théatres y dos salas teatral, una frente a la  otra. La acción transcurre el día 17  y  “su” noche. Una voz en off la de una abuela habla acerca del lujo y la búsqueda  en su Juventus de una vida rumbosa, la convivencia entre artistas famosos, la  lujuria del dinero y de los brillantes sobre las mesitas de luz. Terminó como  camarera conviviendo con ese sueño, el que repetirá Jessica, su nieta, una  jovencita encantadora bajo el solparisiene y observando 
El título original es más exacto: “Platea preferencial”, o sea el lugar  ideal para observar el diario vivir: “ni las primeras butacas, porque uno no  tiene una visión total del espectáculo, ni las últimas, puesto que se pierden  detalles y se ve todo muy reducido. En fin, el  centro”.
Ésa es la primera enseñanza de la chica que el dueño de  un bar la elige de mala gana para trabajar de moza (“en realidad no tomamos  mujeres. ¿Por qué? Porque no”).
Los protagonistas se van sumando entre melodías cantadas  por Juliette Greco, Gilbert Becaud, Sacha  Distel y referencias a Sartre y  Beavoir, a Kusturica, Resnais, Truffaut, Feydeau.  
Jean Fracois, un notable pianista que ofrece ese 17 un  concierto. Su matrimonio con la bella Valentine está en crisis. Ella es su  representante y se rebela contra la decisión de su marido de dedicar su arte a  los desvalidos e ignorantes de la música. Decisión que logra llevar a cabo,  interrumpiendo su interpretación beethoviana y haciendo un leve streptease al despojarse de sus ropas  acartonadas y finalizando su concierto en camiseta. La pareja se une por obra y  magia del arte. O del amor, que es lo mismo al fin y al cabo. Las notas  musicales transmiten el amor del pianista y su mujer así lo entiende en tanto la  fabulosa banda sonora deja oír unos besos que explican cómo entre abrazos y  guerras se termina en la cúspide de la paz. Una casa humilde frente a la playa  los espera.
También está la  histérica actriz de telenovelas Catherine Versen, quien debuta ese 17  representando el vaudeville “La pulga en la oreja”, está harta de su  mediocre carrera televisiva y descubre entre los asistentes al mismísimo Sydney Pollack (5), un director  norteamericano al que le adjudica la realización de “Taxi Driver” (6)  y que prepara el rodaje de una película sobre  Simone de Beavoir y Sartre. Misterios del coup de foudre, ese bautizado amor fou consigue que el visitante  estadounidense quede prendado de la verborrágica actriz y le ofrece filmar una  biografís acerca de la vida de Simone  “Castor” Beavoir luego de escuchar un análisis de la vida y obra de la  autora de “Los mandarines”. El amor y  el arte de han congeniado para armar otra  pareja.
Jacques Grumberg es  un enfermo terminal. Ese día 17 remata las obras de arte que coleccionó junto  con su esposa (“la única mujer a la que amé”). Lo visita su hijo, Frédéric,  joven protestante que no soporta los barrios lujosos y convive con el hombre  común; es un escritor  que aborrece  Catalina de Médici,  asombrado  descubridor de un secreto de su padre: la escultura –El beso (1925) de Constantin Brancusi (7) ha sido la  preferida de su madre fallecida (que amó a un solo hombre en su vida, el viejo  Jacques). Esa obra de arte los une de modo impensada, y en tanto oyen los  martillazos del rematador descubren que el arte que se ama no tiene valor en  francos. Fréderic se  la regalará, con  anuencia de su pater, a la camarera  Jessica, sí la joven que viajó de un pueblito de provincias a conquistar el  verdadero lujo de la capital. Otra vez el arte es cómplice del amor. Cuando  Jessica observa la escultura opina: “No soy entendida, pero al verla dan ganas  de enamorarse”. La magia se ha cumplido.
El cuadro de protagonistas se completa con Claude , una artista fracasda que ese 17  se retirará, y que canta acerca de “la soledad y su inexistencia”. Es una  soltera que vive acompañada por los grandes de la música francesa, y lagrimeando  admite que su amor es la música (cada compás es un latido en mi  corazón).
Ha una perdedora en esta hermosa fábula coloreada con la  pintura de la fotografía de Jean Marc  Fabre:  es la ambiciosa Valérie, una  jovencita bella amante del dinero, que comparte la intimidad con los Grumberg,  uno (el joven) que vive para construir, el otro (el viejo) que sobrevive para  vender los recuerdos.
Y en el medio de esta jornada (espléndido 17) está el madapolán, una tela rara parecida a la  hindú que -en una escena clave- alguien acaricia con sus manos y que se menciona  dentro de un burdo contexto escrito por Feydeau. La simbólica representación que  juega en esta bella película se la dejamos al gozoso espectador.  
El mismo que, como nosotros, sabe que el amor y el arte  son los lujosos aliados para poder gozar de la magia de la vida.  
Hernando Harb
(1) Madre e hijo en la vida  real.
(2) Ganadora del Premio César a 
(3) Candidata a Mejor Actriz de Reparto ese mismo  año.
(4) Falleció después del rodaje. Gran actriz de  
(5) Es el gran director norteamericano, por ejemplo de   “África mía”  (1985) –por la que obtuvo un Oscar-. A veces  trabajó como actor y estuvo a la altura de sus antecedentes, como en esta  ocasión.
(6) Filme dirigido por Martin Scorsese en 1976..
(7) Escultura de Constantin Brancasi, de origen rumano  radicado en París. Nació en 1876 y falleció en  1957.
 
 
 
 

 


 
 
 
 
 
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