EL SOBERBIO RICHARD FLEISCHER
No hay discusión fue uno de los máximos creadores del siglo pasado. Falleció el 27 de marzo de
El padre del director, Max, y sus tíos David y Louis, fueron pioneros en la realización de cortometrajes de animación en los años ’20 y ’30, Las comedias de la mítica Betty Boop y Popeye hicieron temblar las arcas de míster Disney.
Richard Fleischer escribió en su biografía “Dime cuándo llorar” (1993) este deseo: “Me gustaría destruir esa pequeña ilusión que tiene el público de que todos somos o muy buenos o muy malos. Todos somos una confusa mezcla de ambas cosas, y me parece necesario que el público se dé cuenta de esta realidad”.
E intentó demostrarlo a través de su obra: “Barrabás”(1961 [basada en la obra del premio Nobel Pär Lagerkvista] en su segunda versión para el cine; “Los vikingos”(1958); “Sábado violento” (los asaltados no dejaban de mostrar facetas terribles); “Che!”(1969), con Omar Sharif en el rol del revolucionario; “The Boston Strangler (1968), o “El estrangulador de Boston” en Buenos Aires , donde el protagonista tenía facetas queribles y el policía encarnado por Henry Fonda delataba cierto placer en hostigarlo; “Viaje fantástico” (1966), una incursión de científico dentro del cuerpo humano, un ejemplo de cine, donde el mal no podía faltar encarnado por… Donald Pleasence; o los filmes de Conan con un Arnold Schwarzener no precisamente rechazando violencia, sangre y cierta injusticia en medio de venganzas.
Pero donde Fleicsher logra grandes alturas es en dos filmes maravillosos: “Compulsion” (1959), basado en la novela autobiográfica de Meyer Levin, condiscípulo de dos asesinos universitarios nietzcheanos que cometían un horrible crimen y el fiscal (a cargo del gran Orson Welles) develaba la verdad con métodos hábiles, poco bondadosos, para cumplir con la justicia en tanto el espectador llegaba a sentir una incómoda complicidad con los dos anormales al conocer su educación entremuros familiares.
El otro filme estupendo es “Crack in the mirror” (1960) estrenado en Buenos aires como “El espejo roto”, donde los tres principales actores representaban cada uno un papel doble: Juliette Greco (la asesina Epopine y la esposa del fiscal Florence), Bradford Dillman (el asesino Claude y el amante de la mujer del hombre de la justicia), y Orson Welles (el fiscal engañado por su esposa Hagolin y el marido asesinado Lamercier). El doble juego era comparar un triángulo amoroso (esposa y amante joven asesino, marido viejo asesinado) con otro (esposa y amante jóvenes y venales, justificando el crimen; el fiscal traicionado debiendo defender al esposo asesinado). Había un juego de identificaciones donde la bondad y la maldad humanas jugaban a las escondidas frente al espejo donde los humanos no queremos mirarnos como somos. Pero, ya se sabe, como escribió Gogol: “Si te miras al espejo y no te gustas, no le eches la culpa al espejo”.
Que esto sirva como homenaje a una necesaria reedición de un muy buen filme del género de Ciencia Ficción y al gran Richard Fleischer, un hombre que todo crítico debe de tomar en cuenta en el historial del universo del buen cine.
NOTA: Humildemente al escritor de los fascículos de la colección de Ciencia Ficción, el dúctil y laborioso Horacio Moreno, le recomendaría que revise la definición del concepto del género. ¿Por qué? Pues se presta a ciertas confusiones. Es más: bien podrían incluirse en el género de directores y películas que nada tienen que ver con el área. Es probable que se deba a algún término mal traducido. De todas formas la presentación de los DVD’s es de mucha calidad, lo que los coleccionistas y aficionados del buen cine le estamos agradecidos.
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