STEPHEN FREARS (Un creador inestimable) - HERNANDO HARB

domingo, 29 de agosto de 2010 en 17:49





















STEPHEN FREARS

(Un creador inestimable)


Es inglés. Combativo y honesto. Los “negocios sucios” son denunciados en sus películas. En la vida privada sus afanes se reflejan en una filmografía impecable.

Nació un 200 de junio de l941, en Leicester. Pertenece a una familia de religiosos judíos. “No practico ninguna religión. No pertenezco a ningún credo. Pero no me pongan la estamppilla de ateo. Creo en Dios. Claro, soy un hombre con mis desconciertos, pero intento encontrar una respuesta para librarme de cada uno de ellos,declaró cuando filmaba en Estados Unidos una incomprendida sátira conocida en la Argentina con el inapropiado título de “Héroe por accidente”, confundida como una como una comedia libre de sutilezas a una sociedad que se debate por no desencontrarse en un mundo plagado de monólogos y desacuerdos.

Estudió en Cambridge. Fue un alumno correcto, de hablar pausado y enérgico. Su vocación fue el teatro y el cine. Amigo de varios integrantes de los Monty Python, fue gracias a John Cleese y a David Frost quien ingresó al cosmos para integrarse: “Creo en las fusiones, en las interelaciones, amo a todas las razas, amo la belleza de las razas, amo la fusión de las razas. Aspiro a la libertad de los que consideran distintos”.

Fua ayudante de dirección de uno de los fundadores del nuevo cine inglés: Karel Reisz y no titubeó en secundarlo para divertir y mortificar con su “Morgan, un caso clínico”. Cuando el maestro Lindsay Anderson lo llamó como ayudante de su polémica y ácida “If…” fu entusiasmo le confirmó que formaba parte de los vanguardistas auténticos. “No me equivoqué. Agoté mis esfuerzos hasta volver a recrearlos en y con cada uno de mis filmes. Creo haberlo logrado”, confesó cuando su tercer largometraje “The Huth” (194) –no estrenado en la Argentina- describía con sonoridades musicales hispanas una persecución de veganza con un ascendente John Hurt y un Terence Stamp empeñado en internacionalizar su carrera.

El film no tuvo la repercusión que merecía. Lástima. Hay voces que se hacen oír pero hay gentes que no están dispuestas a escuchar diáfanas innovaciones.

Entonces empezó su etapa anti-thatcher. Lo hizo sin ninguna clase de tapujo y si pensar en la censura de hierro.

My beautiful laundrette” de Hanif Kureishi fue su primer puntapié. Aprovechó una historia de paquistaníes, jamaiquinos, ingleses combinándose con squatters –expulsadores de ocupas enviados por capitalistas de distintas razas que intentan enriquecerse en una Londres donde la venta de droga permite enriquecerse muy rápido y sin intervención policial.

Si irritó a las autoridades ingleses, la segunda de la saga fue la explosión de varios petardos en plena intelectualidad británica (incluido el off tan de moda, importado de EE.UU..

La responsable fue “Prick Up Your Ears” (1987) cuya traducción al castellano es “Dándosela por los oídos” y que en la púdica Buenos Aires se optó por un afiche provocativo y el título de “Susurros en tus oídos”, biopic de la vida del autor teatral Joe Orton, asesinado por su pareja gay a martillazos. Es una cruel transcripción protagonizada por Gary Oldman (un culposo dramaturgo que le robaba ideas a su amante), Alfred Molina (un acomplejado fagocitado por un amante) y Vanessa Redgrave (una representante artística que ventilaba los entretelones de una historia de arrepentimientos, lealtades y cobardías). El resultado fue triunfal. Hasta que llegó la tercera de la saga: “Sammy y Rosie Get Laid” traducida para la cartelera como “Sammy y Rosie van a la cama”, pero cuya literalidad era más osada. Fue una audaz recorrida por los barrios bajos donde Frearsswingers. hacía hincapié en la liberalización de la mujer, de una manera transgresora y anticipada a la moda de los

Después llegó la obra máxima del inglés: “Las amistades peligrosas”, conocida como “Relaciones peligrosas” (1988), basado sobre la novela epistolar clásica de Pierre Choderlos de Laclos, adaptada por un admirado Christopher Hampton. Fue muy comentada la escena final: la perversa protagonista –a cargo de Glenn Close se quitaba el maquillaje ante el principesco espejo de su alcoba luego de haber triunfado en un malvado plan. Toda England sabía que el cruel rostro no representaba a otra a Margareth Tahatcher…

Si por “Mi hermosa lavandería”, que obtuvo el Oscar al mejor guión adaptado del año, Frears fue candidato al Oscar al mejor actor del año, no podía ser de otro modo que tal mención se repitiera con estas “Amistades” o “Relaciones”. No lo obtuvo. Ya se sabe, el director estaba muy lejos de las estatuillas y las lisonjas académicas. Otras eran sus intenciones. Por ejemplo las que desarrolló a continuación en los Estados Unidos:

The Grfters” (1988) conocida como “Los timadores” y en la Argentina con el absurdo gancho de “Ambiciones prohibidas”, donde un triángulo se desenvolvía en medio de los negocios sucios, el incesto y los engaños entre marginales del negocio.

O “Mary Reilly” (1995), resucitaba al Dr. Jeckill y a Hyde, compartiendo su esquizofrenia con una sirvienta (a cargo de Julia Roberts) seducida por el médico del clásico de Stevenson.

Retornó a Inglaterra para filmar “The Queen”, o sea un momento de la vida de “La Reina” Isabel: la muerte de Lady D. Frears concedió cierto decoro pero no evitó aplicar sus dardos a la relación de Su Alteza con el entonces Primer Ministro, en especial con la esposa de éste, una enemiga de la monarquía con todas las letras.

Su último éxito fue “Chéri”, un reflejo de la decadencia inglesa de la realiza a través del amor de una madura profesional del amor con un jovenzuelo predispuesto a escalar en el universo del reinado. La actriz Michelle Pfeiffer y el guionista Christopher Hampton volvieron a ser de la partida (como enRelaciones”).

En el camino quedaron algunos títulos menos memorables. Pero habría que destacar “The Van” (La camioneta”), no estrenada en nuestro país, a veces incluida en algún canal descolocado de cable, que se destaca por su ironía al describir las relaciones de dos hombres que inician una pequeña Pymes, fracasada por el motor de la eterna ambición en las relaciones trabajadores-empleados.

Se esperan las creaciones futuras de Stephen Frears, un director como pocos en esta alicaída urdimbre comercial en que a veces parece haberse convertido el mercado del cine.

ROPAS LIMPIAS, NEGOCIOS SUCIOS de Stephen Frears- HERNANDO HARB

en 17:32




















ROPAS LIMPIAS, NEGOCIOS SUCIOS (1)

de Stephen Frears


Título original: “My Beautiful Laundrette”

Origen: Inglaterra, l985

Director: Stephen Frears

Guión: Hanif Kureishi

Libreto: “My Beautiful Laundrette” de Hanif Kureishi

Productores: Sarah Radclyffe – Tim Bevan

Hablada en inglés y en urdu

Fotografía en colores: Oliver Stapleton

Montaje: Mick Audsley

Escenografía: Hugo Luczye Wyhowski

Sonido:Albert Bailey

Música: Ludus Tonalis

Maquillaje: Elaine Carew

Intérpretes: Daniel Day-Lewis (Johnny) – Richard Graham (Genghis) – Derrick Branche (Salim) – Gordon Warnecke (Omar) – Rosah Seth (Papá) – Saeen Jafrey (Nasser)- Shirley Ann Field (Rachel) – Charu Bala Cholksi (Bilquis) – Souad Faress (Cherry) – Rita Wolf (Tania)

Estreno en la Argentina: 19 de junio de 1986

Duración en la Argentina: 97’

Duración original: 98’


Es el primero del cuarteto de filmes que el director británico Stephen Frears rodó para atacar la política thatcherista. Lo hizo con una convicción e iracundia no sólo propias de su juventud sino con el talento de un realizador dispuesto a ir más lejos aún: destacarse como un antimonarquista que emplea la cámara para plasmar su ideología y estimular a los que lo comenzaban a admirar a seguir sus premisas.

“Inglaterra”, dijo este hombre oriundo de Leicester, debe aprender a ser una democracia sin deidades, donde las razas no se enfrenten para poder convivir en paz y las clases sociales se clasiquen de manera que la libertad de trabajo no sea prohibitiva para tanta gente inglesa o de otros continentes que vienen a refugiarse en nuestra England que se proclama democrática”.

Ropas limpias, negocios sucios inició su etapa de rebeldía inclemente, pero sin abandonar la ternura y la solidaridad como vínculos entre personajes que miran al futuro.

Corría 1985 y al leer el primer guión del novelista Hanif Kureishi -madre inglesa, padre paquistaní-un dudó en aceptar la oferta que le hacía Howard Davies -un director de la Royal Shakespeary Company- de filmar My Beautiful Laundrette. Propuso cumplir su tarea en menos de cuatro meses -de noviembre a febrero- ante el estupor del sensible y timorato escritor Kureishi.

Lo consiguió.

Se rodaron dos horas y cuarto (Frears se caracteriza por ser excesivo en la mayoría de los órdenes de la vida). Decidieron proyectarla en privado ante “entendidos” (directores, productores, guionistas, adaptadores, actores, actrices entre las que se destacaba Julie Dench). Se votó por unanimidad: se cortaron cuarenta y cinco minutos. El único sufragio ausente fue el del novelista, admirado por los resultados de su primer guión escrito a los apurones en una ciudad que su madre amaba en Paquistán.

Ropas limpias, negocios sucios (tal es título como se la conoció en la Argentina) se presentó por vez primera en el otoño de l985 en el Festival de Cine de Edimburgo. Fue recibida con aplausos unánimes Se estrenó el 15 de noviembre en el Festival de Londres y al día siguiente se produjo su lanzamiento en las salas comerciales de la capital inglesa.

El suceso se imponía por decreto: la audacia temática, el mensaje directo y sin eufemismos mediadores para consolar inquietas conciencias, alguna escena infrecuente como el apasionado beso de los jóvenes socios de la lavandería –un inglés y un paquistaní-, los problemas clasistas entre nacionales y foráneos, y los que repercutían entre los mismos hablantes en undú, fueron varios de los motivos que atrajeron a un público incitado a debatir con libertad los problemas cruciales que acicateaban la convivencia en la burocrática Inglaterra.

El éxito se repitió en la Argentina. Tal vez las motivaciones del éxito no fueron similares con exactitud. Pero no diferían demasiado. La corruptela como medio de ascenso hasta para explotar a sus connacionales, la actividad de los despojadores de viviendas habitadas por los equivalentes a nuestros ocupas, la homosexualidad interracial, la liberación femenina fueron acicates para que el nombre de Frears saliera a la palestra en Buenos Aires.

El filme es cortante, seco, planos/contraplanos amenazantes o presagiando acercamientos conciliatorios, un montaje exacto y nada represor, fueron los que convirtieron a esta lavandería llamada al comienzo ChurchillsFrears (por supuesto) y el de Daniel Day- Lewis (en el rol del ex barrabrava Johnny), un actor que ganara un merecido Oscar por su caracterización del parapléjico den la biográfica Mi pie izquierdo. (con una ese final para “disimular” la (no) recatada ironía en un comentado filme que provocara dos lanzamientos en la culta Buenos Aires: el de

Convendría que esta obra se reditara en DVD. En especial, en su versión completa.


HERNANDO HARB

(1) El comentario de labiografía y del primer guión de Hanif Kureishi figura en el blog, en la sección de literatura.

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