EDEN LAKE
de James Watkins
de James Watkins
Título original: “Eden Lake” Género: Suspenso Origen: Reino Unido, 2008 Hablada en inglés Dirección y Guión original: James Watkins Producción: Christian Colson – Richard Holmes Música: David Julyan Fotografía en colores: Christopher Ross Montaje: Jon Harris Supervisor de efectos especiales: John Rafiqwe Intérpretes: Kelly Reilly (Jenny) – Michael Fassbender (Steve) – Jack O’Connell (Brett) – Tara Ellis (Abi) – Jumayn Hunter (Mark) Estreno en la Argentina: 17 de diciembre de 2009 Duración original: 91’ Duración en la Argentina: 85’ Calificación: Apta para mayores de 16 años con reservas
El primer filme dirigido y guionado por James Watkins, este Eden Lake pasó inadvertido en la cartelera de Buenos Aires. Una injusticia. Es cierto que el argumento tiene como punto de partida una situación nada original: pareja que pasa un fin de semana en un lago solitario y es asediada por un grupo de jovenzuelos y su perra negra y enorme. Pero la originalidad con se desarrolla la trama es digna de ser destacada así como el uso de un montaje perfecto que se acopla al suspense que cobra un ascenso insoportable a medida que enormes panorámicas des/ubican a los protagonistas y al espectador, y que inocentes ramas y el follaje asumen una humanización que crispa aunque la belleza del lugar y el maravilloso sol intenten atenuar lo terrible de las emergencias vividas por la pareja de enamorados. Watkins convierte su opera prima en varios círculos que conforman en el epílogo una espiral insospechablemente shockeante. De ahí surge la prevención para espectadores nada adeptos a platos fuertes por más deslumbrantemente filmados que se presenten. El filme se inicia con los rostros de unas niñitas cantando versos dulces. Luego Jenny y Steve parten en un weekend a una cantera con un lago (el metafórico Edén del título) que está por ser urbanizada. Van a vivir un romántico momento antes de casarse y partir de luna de miel a África. Sin sospechar que las fieras están espiando en medio de pinares bellísimos y de una variedad de árboles increíble. Durante el trayecto la radio informa acerca de las enseñanzas equivocadas que les imparten los adultos (en especial los padres) a los adolescentes. La conversación mantenida por los locutores no está incluida por casualidad. Juega como una advertencia que el espectador puede considerar intrascendente. No lo es. Su importancia estalla en el final con la imagen de un joven que se observa en el espejo, si quita los anteojos, gira sobre sí mismo y contempla al público con una mirada que es un interrogante multiplicado según la conciencia de cada observador (gran trabajo del joven actor Jack O´Connell). La culpa no es sólo nuestra, parece decirnos. Compartámosla con los adultos. No hay otra que llegar a esa conclusión: las reacciones de los “mayores” en las secuencias finales superan lo indecible al conocer la pérdida de los hijos, sin saber el origen de tales muertes. Iracundo, Watkins nos arroja imágenes malolientes, crímenes al borde de la defensa propia, soledades culposas, y la ausencia de auxilio profundizada por una soledad selvática que el grito más fuerte se convierte en un eco perdido. Las actuaciones son magníficas: Kelly Reilly (a quien vimos en el “Sherlock Holmes” de Guy Richie en 2009) transmite el horror de una acosada que terminará invocando a un Dios que parece castigarla más; Michael Fassbender (que se destacó como Archie Hicox en “Inglorious Bastards”-“Malditos bastardos, de Quentin Tarantino, 2009)- es un actor alemán que vive las escenas más comprometidas de esta persecución edénica que conduce al Averno). El elenco de jóvenes (hay dos casi adolescentes) es soberbio, se adaptan al exacerbado clima de planos insólitos y contraplanos inesperados de Watkins. Hay una escena que confirma el manejo de cámara de este director cuyo segundo filme fue “El descenso. Parte 2” (“The Descent. Part 2”, 2009): la perseguida Jenny, cubierta con excrementos y basura se mira en una vitrina con el mapa de la ruta. Se ve espantada. De pronto se asoma un chico que se refleja detrás de ella. Jenny gira (siempre la cámara inmóvil) y le clava un pedazo de vidrio en el cuello. Se ha convertido en una bestia a la defensiva. La jungla está al alcance de todos: chicos y grandes. Todos somos capaces de ser irresponsables. Nada muy novedoso en el cine, ya se sabe. Pero filmado por James Watkins con una inteligencia que lo obliga a uno a esperar próximas realizaciones. Si deja de lado prejuicios contra los filmes de horror, véala. Es una buenísima película. Déjese asustar de vez en cuando. No se va a arrepentir.
Hernando Harb
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