AMELIA
de Mira Nair
Título original: ídem
Estados Unidos – Canadá, 2009
Género: Biografía/Drama
Hablada en inglés
Dirección: Mira Nair
Producción: Lydia Pilcher
Guión: Ronald Bass –Anna Hamilton Phelan
Libro: Susan Butler
Música: Gabriel Yared
Fotografía en colores y blanco/Negro
Fecha de estreno en los Estados Unidos: 23 de octubre de 2009
No estrenada en la Argentina
Intérpretes: Hilary Swank (Amelia Earhart) -Richard Gere (George Putnam) – Ewan McGregor (Gene Vidal) – Christopher Ecclestone (Fred Noonan) – Joe Anderson (Bill Sluter) – Joe Anderson (Eleonor Roosevelt)
Duración del DVD distribuido en la Argentina: 90’
Duración original: 111’
Calificación: Sólo para mayores de 13 años
Amelia Earhart aún es un ídolo de USA. Fue la primera mujer que atravesó el Océano Atlántico en 1928, en carácter de pasajera de un avión primitivo manejado por dos simpáticos y tolerantes aviadores.
Su hazaña mayor fue su máximo deseo de convivir en medio de nubes que para ellas son espejos de las aguas que la saludan poéticamente (de estas frases hay muchas en off escritas por Amelia): para cumplir el objetivo de la fama fue sobrevolar el Pacífico con un solo copiloto, un dipsómano llamado Bell Sluter: se perdieron en el misterio un 2 de julio de 1937.
El gobierno montó un aparato de búsqueda enorme, pero los resultados fueron nulos. No se sabe de qué modo murieron, de qué manera se produjo el supuesto desperfecto y vaya a saber si en el final se acordó del único hombre que adoró desde que fue niña, su padre, un hombre que la defraudó por su adicción al alcohol (único detalle más o menos concreto que explicaría su conducta de aficionada a la aviación y sus amores un tanto complejos justificados por su ansia de libertad.
La película es eso: una biografía escuálida armada con secuencias muy coloridas –los paisajes parecen postales dignas de coleccionarlas- y retazos de documentales. Nada más en casi 100 minutos.
Pobreza argumental para rendir un homenaje que sugiere un momento de la evolución femenina en la escala económico-social. Hay referencias mínimas a la Gran Depresión, muchas charlas sobre motores y desvaídas conversaciones sentimentales no muy explicitadas.
Lo que llama la atención es que este producto estuviera a cargo de Mira Nair, una directora hindú que vive entre su país de origen y los EE.UU., de ahí algunos de sus títulos son una especie de tratado de convivencia entre ambos países. Lo que no se puede olvidar que filmó títulos importantísimos. Su filmografía incluye una curiosa denuncia de racismo por parte de los hindúes hacia los negros, envuelta en una historia que remeda a los shakesperianos Romeo y Julieta, y que protagonizara un desconocido Denzel Washington en 1991 con el título de “Missisippi Masala”. Además dirigió una conmovedora “Salaam Bombay!”, en la que reflejaba una India marginal con la mirada puesta en la infancia esclavizada. Pero no es todo, fue ganadora de un un premio internacional en Venecia, y hasta se burló del “Kama Sutra”, filme que subtituló “Un cuento de amor” (A tale of love) en 1996, que no fue comprendido en su propósito por la mayoría de los críticos internacionales, bajo los efectos de la desorientación que a veces los ataca.
Nair tiene en su haber otros títulos de interés, lo que resulta incomprensible haberse subido a la avioneta de esta “Amelia” de la que sólo puede decirse que es aburridísima, filmada con un desgano tan evidente que hace difícil que ella esté detrás de la cámara.
De los actores sólo merece un discreto elogio el ascendente Richard Gere. La actuación de poco femenina Hilary Swank hace dudar del acierto de la elección del jurado de la Academia de Hollywood al galardonarla con la baqueteada estatuilla anual.
Pero lo peor es que al conocer cuáles fueron las secuencias eliminadas antes de su estreno con el posible objetivo de disminuir el metraje uno no comprende el porqué de una mutilación que permitía entender varias reacciones de la aviadora de marras, enmarcar su vida en los momentos sociales que vivió y tratar de bucear las razones que la indujeron a querer ser tan libre que prefirió concretarlas ascendiendo a un pájaro creado por el hombre y dejar en la tierra todo por lo que vale pelear y, sobre todo, proteger con amor. Proezas de la industria y sus manejos tan desacertados de un tiempo a esta parte.
HERNANDO HARB
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