VAMPIRES SUCK - Hernando Harb

domingo, 5 de diciembre de 2010 en 15:09














VAMPIRES SUCK

Título original: Ídem (*) Género: Parodia Origen: Estados Unidos 2010 Hablada en inglés y alemán Dirección: Jason Friedberg –Aaron Seltzer Guión: Jason Friedberg – Aaron Seltzer- Peter Safran Argumento: Sobre personajes de la trilogía “Crepúsculo”, novela escrita por Stephenie Meyer Música: Christopher Lennertz Fotografía en colores: Shawn Maurer Montaje: Peck Prior Intérpretes: Jenn Proske (Rebecca Crane)- Matt Lanter (Edward Seller) – Chris Riggi (Jacob White) . Diedrich Bader (Frank Crane) No estrenada en la Argentina Duración: 82’ Calificación: Sólo para mayores de 13 años

Estos vampiros parodian la saga escrita por Stephenie Meyer que tanto éxito tuvo entre los jóvenes y que fue llevada al cine con un suceso envidiable: “Crepúsculo” (Twinlight, 2008), “Luna nueva” (New Moon, 2009) y “Eclipse” (ídem, 2010). Para dar una idea de la repercusión de la trilogía fílmica los medios informaron que en una trasnoche de preestreno el tercer título se exhibió en 116 pantallas en la Argentina (sí, 116) y acumuló 16.000 espectadores que sufrieron los amores de Belle, una chica que se enamora de un vampiro bueno (nació en 1918 y vive en familia de su misma tipología) llamado Edward y duda en compartir su romanticismo con Jacob, un muchacho indio que integra una banda de licántropos justicieros. Estos “Vampires Suck” (suck es para este caso sorber, chupar, verbo éste que es muy empleado en la parodia) son una suerte de sátira a ese tríptico que subliminalmente atrajo a jovencitas inquietadas por saber si Belle pierde su virginidad para convertirse en vampiro o se acopla al licántropo que anda semidesnudo luciendo pectorales con ínfulas de valiente en el poblado de Forks. La película funciona en un plano: la escenografía es perfecta, es más, parece “prestada” por los productores de la saga. La casa vampírica luce igual, la vivienda de la chica y su padre (un policía divorciado que se niega a admitir que su hija ya va a cumplir 18 años) parece idéntica, los paisajes son iguales (filmados en panorámicas clásicas copiadas de las tres originales). Hay que reconocer que los productores tuvieron a un escenógrafo y decorador habilísimo en materia de reconstrucciones plagiadas. Pero donde el filme titubea es el guión que pudo no ser tan malo y la farsa más aprovechada porque era una fruta cuyo carozo era perfecto para la burla. Belle aquí se llama Rebecca, Edwar mantiene el nombre pero no el apellido: es Cullen) y el tercero en discordia no en vez de Jacob White cambió de apellido por el de Black y tiene un rabo larguísimo que luce con pantalones largos, una parte de su físico que forma parte de su integridad física de errático streapper. Hay chistes efectivos como para contar en una mesa de café restó . Por ejemplo a Jacob al acariciar (la mano) de Rebecca le crucen las uñas de lobo, las orejas y la nariz se alargan y las pilosidades asoman por la manga. La chica lo mira extrañada (sí, no asustada) y él le dice muy suelto de cuerpo que tiene que contarle un secreto, es judío. Otro botón de muestra: Belle/Rebecca no da más por dejar de ser virgen y acosa a Edward en su dormitorio. Él está recostado en la ancha cama con los brazos (los suyos) haciendo de almohadas. Se niega a los asedios. La mucha se vuelve histérica (literalmente, grita, patalea, tuvo acceso de sonambulismo hablando en alemán). Él, inmutable. Ella se desviste prometiendo “sexo duro” y luce una ropa interior de cuero. Pero Edward es inmune por amor a cumplir su viril tarea y le da tal envión que rompe el cielo raso y la manda a la desilusionada chica casi a los cielos. Bueno, es lo que hay. No se salva ni las burlas al padre, el vigilante Charlie, quien le da el besito de las buenas noches abrazado a la madrastra de su hija: una muñeca inflable… Podemos seguir con varias tonterías imaginadas por el dúo de directores-guionistas Jason Fredberg-Aaron Seltzer: Jacob en vez de lobo se convierte en un chihuahua. Las pandilla que lo protege son gays que bailan en poses acordes a su sexualidad y parodian a grupos de onda como los Jonathan Brothers, Edward se desnuda y muestra como pena un enorme aparato que se maneja con una rueda cesa de girar en el ombligo… Evidente: los directores no tiene ni la delicadeza de Catherine Hardwicke, ni la artesanía de Chris Weitz, ni menos la rutina de David Slade que son los responsables de la dirección de los tres filmes que conformaron la saga que supuestamente alude a la traumática pérdida de la virginidad de las chicas, o (para otros) tiene una lectura gay a la quye se alude con insistencia en estos “Vampires Sucks” (Rebecca le dice a Jacob que lo ve como “un buen hermanito menor gay”, lo que desilusiona muy poco al muchacho quien explica ante otro interrogatorio de la chica que muestra los pectorales cada diez minutos porque así le exige el contrato con la productora, ¡y se lo muestra!. Tanta pavada puede fatigar. Lo que el filme consigue a medias si se piensa en el rotundo fracaso que sería estrenarla ante tantas chicas ardorosas y muchachos musculosos en edad de disfrutar del sexo. Para terminar estas líneas uno no puede evitar contar un chiste: Rebeca recibe como regalo de cumpleaños una caja de tampones, agradecida responde que no los necesita (cumple 18 años)… Me quedo con la saga. Que es poca cosa, pero tenía algún suspenso y unos pinares muy lindos…


Hernando Harb


(x) Estrenada en países latinoamericanos como “Híncame el diente”.

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