AL SUR DE LA FRONTERA - Hernando Harb

martes, 30 de noviembre de 2010 en 7:01



















AL SUR DE LA FRONTERA

de Oliver Stone


Título original: South of the Border

Origen: Estados Unidos, 2009

Género: Documental

Hablada en inglés/español/portugués

Dirección: Oliver Stone

Escrita por Mark Weisbrot y Tariq Ali

Producción: José Ibáñez – Robert S. Wilson – Fernando Sulichin y otros

Música: Adam Peters Fotografía en colores y en blanco/negro: Lucas Fuica – Carlos Marcovich – Albert Maysles

Montaje: Elisa Bonora – Alexis Chavez (sin acento)

Duración: 78 minutos

Estreno en la Argentina: 3 de junio de 2010

Calificación: Apto para todo público


El marmóreo Oliver Stone se desenrosca del árbol para ofrecer una documental referida a ocho presidentes uno recientemente fallecido) latinoamericanos y para contarles a sus compatriotas (especialmente a sus correligionario demócratas) cómo marchan las cosas y qué futuro se aventura (o se puede ir preparando desde el país del Norte). Contó con la ayuda de un paquistaní sexagenario, Tariq Ali, en el ¿guión? desvencijado escrito en colaboración con un debutante en estas lides.

Ante todo, como documental es de una mediocridad absoluta. Una fotografía descolorida, un montaje desordenado (uno de los dos montajistas se apellida Chavez, sin acento), una voz en off (la de Stone) y la de algunos otros que hablan más rápido que el tren bala prometido por el ex presidente Kirchner, una falta de explicación de ciertos hechos que desubican a más de un espectador. En fin: como cine no dura lo que un bostezo cortito y educado.

El que escribe estas líneas se va a limitar a contar lo que la cámara recoge. Saque cada uno sus conclusiones.

Más de veinte minutos está dedicado al militar Hugo Chávez, el verborrágico venezolano al que el director llama “Chavés” y un par de veces “míster Chavés”. Se tutean. Es más pierden el tiempo en convertir lo que debió ser una entrevista en una pequeña biografía del presidente. Vida pobre (visitan el lugar donde nació), se sube a una bicicleta, da unas vueltas y la rompe), su sufrimiento como preso del corrupto antecesor (se autodenomina “militar paracaidista”), alude a un via crucis sin dar muchos detalles al ser perseguido por los opositores y los uniformados “enemigos del pueblo”, cuenta su victoria en el comicio (le ganó a una rubia ex Mis Universo), alude a una pintura de Simón Bolívar como una gran “foto”, y lo llama al director de este largometraje por su nombre y hasta le dice que es su “brother”.

Dos referencias.

Primera: al hablar de Obama sostiene que confía en el gobierno del nuevo presidente norteamericano, que espera sea un Roosevelt y hasta que inaugure un “new deal”.

Segunda: en lo que debió ser un reportaje interesante, la única pregunta que Stone formula es: “¿Cuántas horas trabajas?”. La respuesta es un titubeo: “Muchas, casi todo el tiempo leo, estudio, me informo… por ejemplo…”. Stone indaga: “Estos libros que tienes sobre la mesa, a ver, éste… (toma uno con muchísimas páginas) cuánto te llevó leerlo?”. Hugo responde impávido: “Tres horas, lo leí anoche…”. El interrogador (a través de un traductor) comenta: “¿Todo esto? Es muy aburrido… Da sueño a cualquiera…”.

Por supuesto hay escenas ya mus conocidas por los argentinos: Hugo diciendo en la Cumbre de Mar del Plata: “¡ALCARAJO!” (no se lo ve a Maradona a su lado). O cuando el vaquero George Bush se retiró de escena para darle lugar a su sucesor, se lo ve a Chávez persignándose y diciendo que huele azufre, porque el diablo estuvo en ese recinto. Nada novedoso. Hay una visita a una harinera levantada con ayuda de Irak.

Pasamos a Bolivia. Evo Morales y Oliver mastican coca, primero el boliviano retira de la mesa una bolsita porque las hojas son muy oscuras y, por ende, no son aptas. Las buenas son las verdes, parecen papas fritas y se comen dejando en el platito una puntita. El tema del narcotráfico sobrevuela rápido. Lo reemplaza el martirio padecido por el primer presidente indígena (falso, es criollo, y el segundo que llega al poder) por persecuciones. No especifica nada. Elogia a su par de Venezuela. Y alguna queja al imperialismo bushista. Culminan con una referencia de Evo a Túpac Amaru: “Antes de que lo descuartizaran alcanzó a decir: mátenme, pero volveré y seré millones”. Al boliviano se le confundieron los personajes latinoamericanos, o es un plagiario por culpa de tanto acullico, o debe ser más prudente por no convocar a un psicoanalista para analizar la confusión…

Nos toca a los argentinos. Por partida doble. La presidenta Fernández de Kirchner conversa con Stone en dos escenarios:

El primero: los jardines de la Quinta de Olivos. Él, de camisa blanca. Ella, de vestido blanquísimo. Mientras caminan la entrevistada dice algo sugestivo (quien comenta anotó las palabras): “Cada presidente americano tiene el rostro de sus habitante. (Pausa) Por ejemplo el rostro de Evo Morales es el de cada habitante de su pueblo…” (¡!). Oliver asiente exageradamente. No menciona ningún otro parecido entre gobernante-gobernados. Es para pensarlo.

Se sientan en un banquito (blanco) como ésos de la plaza y ella se refiere a mejorías varias (del país) y en un momento dado le dice a Oliver : “…ustedes, los europeos…” señalándolo. Eso pasa cuando se habla mucho y sin plan previo.

El segundo: una suerte de salón. Fernández insiste en mostrarle una foto en la que posan Fidel, Hugo, su marido y ella. La pide a alguien fuera de cámara. Se demora un poco, lo que la impulsa a decir: “¡Estos hombres! Siempre lentos, más lentos que las mujeres…”. El estadounidense demuestra que puede reírse mientras dice: “Esa frase me gustó…”.Sobre gustos no hay nada escrito.

Se despiden no sin antes soportar una pregunta del hombre de cara de piedra: “¿Cuántos pares de zapatos tienes?”. Fernández (lo tuteó todo el tiempo): “No sé. No los conté. Pero ésas preguntas siempre se las hacen a las mujeres. Nunca le preguntan a los hombres cuántos pantalones tienen…”. Ya sabe para la próxima Stone que preguntarle a un presidente.

Pasamos a Néstor Kirchner: con su mala dicción se refiere al respeto entre los pueblos, al FMI y previsibilidades varias. Recuerda el desastroso momento del 2001 (y aquí el montaje mezcla los saqueos a los mercados con la gente golpeando las puertas del banco por el corralito famoso; todo tan rápido y sin explicaciones para los no-argentinos). Además aclara que “cuando no esté vivo siempre tiene que existir un sucesor…”, lo que provoca impresión sabiendo que el ex gobernante no está en el mundo de los vivos.

Luego Rafael Correa. Brevísimo. Frase más interesante: “Yo quiero a los Estados Unidos, estudié en ese país, quiero al pueblo norteamericano…”. Pero ataca a la prensa de EE.UU. que no habla bien de él y critica la imposición de querer implantar bases en su patria, Ecuador.

El que sale muy bien parado es el ex sacerdote Fernando Lugo. Comenta la tiranía de Alfredo Stroessner, se despacha prudente contra el dominio norteamericana y termina con un fuerte apretón (gran primer plano) con Oliver, quien le dice: “Eres un buen hombre…”.

Y otro que se luce es Lula da Silva. Aplomado, carismático y capaz de decir que “le gusta hablar de igual a igual”.Solicita el desbloqueo de Cuba y da explicaciones de cómo se ha saldado la deuda con el Fondo y con el Club de París. Lula explicó un sueño permanente desde sus tiempos de sindicalista: “La unidad de América del Sur, la existencia de una moneda única…”. Se nota que al director de “Pelotón” el brasileño le cayó muy bien. Es la mejor parte de este pobre documental que culmina con un monólogo de Raúl Castro, encargado de sostener que los gobernantes latinoamericanos poseen características distintas, lo que no impedirá que se unan todos y que la revolución cubana tiene para otros cincuenta años gloriosos. Por supuesto habló del pasado: “Todos somos herederos de alguien” (Acto seguido mencionó a próceres famosos hasta donde le dio la memoria.)

Datos destacables: aparece unos segundos Michael Moore hablando mal de Bush, una locutora que en vez de coca dice cacao, Oliver estableciendo -en una caminata por el malecón cubano- la diferencia entre “capitalismo rapaz” de “capitalismo benévolo y un final a todo trapo monopolizado por el demócrata Obama muy sonriente con el venezolano Chávez, palmadas van, palmadas vienen, y hasta está la entrega del libro del excelente Eduardo GaleanoLas venas abiertas de América Latina”, pero –eso sí- mencionar el título ni, claro, al autor.

Culminamos con el presidente norteamericano hablando de un futuro de buenas relaciones.

Y Stone frotándose las manos dispuesto a enroscarse a su hogareño árbol no sin ordenarle antes al sonidista a poner como fondo musical de cierre una mezcla de ritmo brasileño con una pizquita de corcheas cubanas.


NOTA: Me temo que el documental no dejó conformes a muchos. Eso se nota, sobre todo, a la distancia. Pero bueno, no todo puede ser una sucesión de éxitos.


Hernando Harb

0 comentarios

Publicar un comentario

Cine Club | Powered by Blogger | Entries (RSS) | Comments (RSS) | Designed by MB Web Design | XML Coded By Cahayabiru.com