LA PONTIFICE de Sonke Wortmann - Hernando Harb

domingo, 25 de julio de 2010 en 19:27













La Pontífice


Título original: Die Päpstin
País: Alemania, Gran Bretaña, España e Italia, 2009/10
Género: Drama
Hablada en inglés y en latín

Productora: Constantin Film, ARD Degeto Film, Dune Films
Director y Coguionista: Sönke Wortmann
Novela original: Donna Woolfolk

Coguionista: Heinrich Hadding
Fotografía en colores

Reparto: John Goodman (Pope Sergius), David Wenham (Gerold), Ian Glen (village Priest), Johanna Wokalek (Johanna von Ingelheim), Lotte Flack (Johanna a los 10 años), Branko Tomovic (Paschal), Edgard Petherbridge (Eusculapio)

Estreno en Alemania: 22 de octubre de 2009

Estreno en los Estados Unidos: 1 de enero de 2010

En la Argentina: Sin fecha de estreno

Duración en los Estados Unidos: 141’

Duración en Alemania: 149’

En 1972 el cine inglés filmó la historia de la Papisa Juana, una leyenda sobre la que se ha escrito lo suficiente como para atraer a estudiosos y malintencionados, a religiosos y a ateos. La actriz que revivía a la discutida figura de la historia del papado era la sueca Liv Ullman (eran los años en que los actores suecos se sentían tentados por los sueldos de las majors estadounidenses) lo hizo con poca suerte, el filme era tan mediocre que sólo se lo recuerda por la participación del notable Peter Finch.

Según el experto historiador Platina en su “Vida de León IV”, una especie de sesuda reliquia referida al desfile de pontífices que dirigieron los destinos de una religión, en el año 818 d.C. se sentó en el trono de Dios el papa Juan VIII, de origen inglés, nacido en Mentz, que llegó al papado por artes diabólicas, pues siendo mujer, se disfrazó de hombre y fue con su compañero –un hombre instruido- a Atenas, donde cumplió trabajos teológicos tan llenos de sabiduría a los eclesiásticos del lugar que “al llegar a Roma encontró a pocos que pudieran igualarla, y mucho menos sobrepasarla, incluso en el conocimiento de las Escrituras”; “por medio de sus conocimientos, sus inteligentes lecturas y controversias, alcanzó tanto respeto y autoridad, que al acaecer la muerte de León (sic) de común acuerdo fue elegida Papa en su reemplazo”.

Lideró vestida como hombre dirigente de la Iglesia Católica durante dos años, cinco meses y cuatro días. Pero, siguiendo al historiógrafo Platina yendo a la iglesia de Letrán, entre el Coliseo (llamado así por el Coloso de Nerón) y San Clemente, los dolores del parto la asaltaron y murió en ese lugar, ante el lógico asombro de los creyentes reunidos para aclamarlo.

Son versiones no confirmadas que hasta explicaron el porqué del formato de la silla curul. No llega a descartarse que el Papa secreto (o sea una pontífice disfrazada de hombre) fuera un homosexualidad, cuya naturaleza convenía mantener en secreto para no escandalizar los textos recogidos por los escribas de las escrituras.

En el viejo filme inglés Ullman fallecía en pleno parto, luego de que los libretistas la presentaran como una devota mártir compelida por las malas artes de perversos sacerdotes a esconder su real condición.

En esta versión del alemán Sönke Wortmann –un realizador que filma esporádicamente y que cuenta con un premio otorgado por la Bavarian Film Awards por The Miracle of Berne (2003)- el embarazo no es mencionado, aunque el prevenido espectador lo deduce sin dificultad. Lo que resulta algo curioso ya que durante el relato no se ahorran secuencias comprometidas que incluyen hasta un íntimo encuentro entre lJuana y su amante, un soldado (viudo) que la ama desde que ella asomaba a la adolescencia.

Toda la primera parte del relato –producido para el cine por los responsables de la publicitada El perfume- se asemeja a un tratado feminista: la pobre Juana es interiorizada por su padre por considerarla mujer y hasta viola a su esposa ante la niña con el propósito de demostrarle para qué sirve el sexo puesto al servicio del hombre, más si es como él un representante menor de los albores de la religión de Cristo. A semejantes pavores les continúan otros que culminan en una matanza de la que sobrevivirá Juana merced a vestirse de hombre con los ropajes de su hermano fallecido en plena batalla. Los caminos de Dios se adaptan a los designios de la leyenda…

Juana (o Juan) parece revivir a Yentl, la primera película dirigida por Barbra Streisand, en la que la actriz y cantante para burlar los mandatos machistas de rabinos y superiores de la Torá se disfrazaba de hombre. Hay que admitir que Johanna Wokalek no es convincente con su transformismo, pero los doctores de la Iglesia no notan el trastrocamiento de roles. Como tampoco se dan cuenta de los encuentros amorosos con el soldado que la quiere, un forzudo digno de una ópera wagneriana, en pleno lago y con una toma nudista Light y que pudo cortarse para mejorar la estética de esta coproducción de más dos horas de duración y de limitados medios económicos en la escenografía [Las escenas de asambleas y votaciones se cumplen en las escaleras vaticanas para ahorrar gastos, lo que desilusiona a los habituales admiradores al cine de época que no escatima opulencias ni despilfarros para mostrar el modo de vida eclesiástico.]

El prólogo y el epílogo de la película establecen que las vicisitudes de la papisa deben de permanecer en secreto, convirtiéndolas en un chimento redactado por Giovanni Boccaccio (1313-1375) en alguna conversación picaresca con su amigo Tetrarca, para incorporarlo en El Decamerón. Pero, Dios nos libre, es una suposición, ni siquiera es una leyenda…


Hay mucha diferencia entre reír de la religión y reír de aquellos que la profanan con sus opiniones extravagantes.

Pascal

Hernando Harb

LAGRIMAS DE FELICIDAD de Mitchell Lichtenstein - HERNANDO HARB

en 19:18















LÁGRIMAS DE FELICIDAD

Título original: Happy Thears


Origen: Estados Unidos, 2009

Dirección: Mitchell Lichtenstein

Guión original: Mitchell Lichtenstein

Productor ejecutivo: Mitchell Lichtenstein

Hablada en inglés

Intérpretes: Parker Posey (Jayne) – Demi Moore (Laura) – Rip Torn (Joe) – Ellen Barkin (Shelly) – Christian Camargo (Jackson)

Duración original: 95’

No estrenada en la Argentina.

El amor se cuela en los seres humanos entre los intersticios que nos dejan nuestros egoísmos, odios, debilidades y tentaciones.

Ése es el mensaje de la tercera película del director, actor y guionista Mitchel Lichteinstein, dedicado con fruición al medio de la televisión de EE.UU. Lo transmite con una originalidad que es un festín a la ternura y a la piedad, con esbozos de algunas sonrisas que son un premio la comprensión para los intencionados silencios y mentiras de los personajes, con los que se trampean porque hablar y decir la verdad les resulta insoportable lastimoso.

Dos hermanas deben abandonar sus departamentos de San Francisco para cuidar a Joe, su padre viudo, mujeriego y beodo que habita una destartalada casa en un suburbio de Pittsburg. Primero llega la mayor: una atribulada Laura, madre de dos hijos y casada con un masajista homosexual al que ama. Luego arriba la delirante Jayne: sufre de alucinaciones, es alcohólica, se droga y está casada con un pintor joven, quien padece de una esquizofrenia acentuada por la muerte de su padre, un pintor con dinero.

Un cuadro familia típico de una familia que se desintegra si no fuera porque el recuerdo de una madre une a esos desdichados al límite del estallido sentimental.

Joe es un mujeriego enfermizo, vive con una supuesta enfermera y padece del síndrome de Binswanger, una especie de demencia que lo conduce a la muerte a corto plazo. El debate entre las hijas es inminente: alguna debe hacerse cargo de su cuidado o internarlo en un geriátrico. Todos parecen odiarse. Las carátulas del teatro de la vida se unen para crear un extraño Juno que convida al afecto.

Es necesario no perderse la relación que los personajes mantienen con los objetos: el tapado de la madre fallecida, el pendiente heredado, las botas que cambian de color (son azules o negras según se las mire y depende de la hora), el estetoscopio inútil, el (¿presunto? tesoro enterrado en el jardín protegido por un cerco, el filme preferido por el padre que muestra a un Lon Chaney hablando de tumbas orientales… Todos son medios para que los protagonistas manifiesten sus sentimientos. Cada objeto es utilizado en circunstancias diversas de modos diferentes, casi contradictorios, y algunos son rechazados como los utensilios para comer que descarta la enfermera estafadora que opta por comer con las penas y no esconder sus uñas sucias.

Si al comienzo la historia resulta una avalancha de situaciones absurdas y de diálogos extraños es porque la vida de esta gente es eso: ruido y furia. Pero una caja de té, hecha de madera y con forma de piña, esconde un secreto durante todo el tiempo. Lo que bien puede traducirse como si los humanos tenemos un mensaje que nos hará felices al alcance de nuestras desdichas y no reparamos en él porque estamos atosigados en huir de nuestros sentimientos.

Gran trabajo el de los actores. En especial el de Parker Posey, una actriz surgida de la televisión, capaz de emocionarnos con su Jayne abrumada por imágenes y voces catalizadoras de interrogantes interiores. Pero las palmas se las lleva Ellen Burkin, afeada, espejo del desamor, clavando su mirada en la de otros para pedir una ayuda que tal vez llegue. Aunque se la enviará –como a otros- una mujercita campestre aficionada a tocar la guitarra, a disimular traiciones ajenas y a temerle a los viajes en avión. O sea un ser que no huye porque la necesitan los seres que ella ama y que la recuerdan tal vez muy poco.

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Nota: Mitchell Lichtenstein dirigió su primer filme en 2004, Resurrección, y su segundo, Teeth, en 2004. Ninguno conocido en la Argentina. Es tiempo de que el público nuestro lo conozca y aprecie en su justa dimensión. Es un nombre para retener en la agenda del buen cine.


Hernando Harb

BODAS DE SANGRE de Federico Garcia Lorca (Versión de Juan Carlos Gene)-Arnaldo H.Corazza

en 14:40














BODAS DE SANGRE

de Federico Garcia Lorca (Versión de Juan Carlos Gene)



Juan Carlos Gené y Verónica Oddó en

Bodas de sangre

De Federico García Lorca
(Un cuento para cuatro actores)

Con Camilo Parodi y Violeta Zorrilla

Asistente de escenografía: María Chevalier
Maquillaje y peluquería: Silvia Argüello
Asistente: Milagros Plaza Díaz

Musicalización: Verónica Oddó y Camilo Parodi
Música original: Camilo Parodi
Diseño de iluminación: Juan Carlos Gené
Escenografía y vestuario: Carlos Di Pasquo

Dramaturgia y dirección: Juan Carlos Gené

CELCIT. Temporada 2010

El primer problema en el teatro CELCIT (Moreno 431 de la ciudad de Buenos Aires), fué que las entradas sacadas por mi amiga Cecilia en Cartelera (más cómodo y mas baratas), habían sido vendidas. Esto es simplemente un bochorno, ya que si mantienen ese convenio con cartelera, deben respetar el mismo, sobre todo por quienes la sacaron 4 dias antes. Mejor ni comentar los argumentos utilizados para intentar no dejarnos entrar, porque son otro bochorno. Finalmente entramos a ver la obra, aunque sentados en escaleras y de manera inapropiada. Se que habia mucho público, pero quien compra una entrada -en lugar habilitado- tiene derecho a ver el espectaculo. Algun irresponsable del Teatro salio a defender la ética del CELCIT, que nunca puse en duda, pero quien compró una entrada debe ser respetado a todo trance. No hay etica que valga que justifique la sobreventa de entradas.

Comentar la puesta y adaptación de Bodas de Sangre realizada por Juan Carlos Gene, es inabordable para este comentarista, en función del respeto, y el talento que le reconozco a Juan Carlos Gene. Nada que realice este maestro del Teatro Argentino podrá defraudarnos, nada. La puesta y la adaptación es realmente original, es una versión libre de Juan Carlos Gené, respetando textos -maravillosos- de la obra y de la boda. No es las Bodas de Sangre que alguna vez hemos visto. Los recuerdos de su infancia (de Gene), las Bodas de Sangre de Federico conocidas por su abuela y su tía, el paso de Garcia Lorca por Buenos Aires, y las noticias de su fusilamiento. Todo ello mezclados con los textos de Lorca y sobre todo de la boda. Las actuaciones de Veronica Oddó y Juan Carlos Gené como siempre, maravillosas. Haste me parece que Veronica Oddó es quien mejor intepreta a Lorca. Al menos eso senti. Salí gratificado por este esfuerzo y el talento de este maestro, ya con muchos años encima. Pero sigue aportando su semilla al Teatro Argentino. Pero te gustó o no te gustó (es de lo único que puedo opinar). Todavia la estoy elaborando, y me gustó a medias, como que la tragedia de Lorca no esta del todo. Pero por favor vayan a verla, y yo seguiré cambiando mis sensaciones.

Puntos de 1 a 5: 5 puntos


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