AL FILO DE LA OSCURIDAD de Martin Campbell - HERNANDO HARB

lunes, 6 de septiembre de 2010 en 17:36




















AL FILO DE LA OSCURIDAD

de Martin Campbell


Título original: “Edge of Darkness”

Reino Unido.Estados Unidos, 2010

Idioma: inglés

Distribuida por Warner Bros.

Género: Suspenso

Director: Martin Campbell

Productores: Graham King – James Laurensen

Guionistas: William Monahan, Andrew Bovell y Troy Kennedy-Martin (1)

Fotografía en colores: Phil Meheux

Música: Howard Shore

Montaje: Stuart BandÇ

Intérpretes:Mel Gibson (Thomas Craven) –Bojana Novakovic (Ema Craven) – Ray Winstone (Jedburg) – Danny Huston (Jack Benett) – Caterina Scorsone (Melissa)

Duración: 117’

Calificación: Sólo para mayores de 13 años


En la mayoría de los países latinoamericanos se la conoce como “Al límite” y su título original (más apropiado al asunto que trata) es “Edge of Darkness”. Su argumento está basado sobre una miniserie televisiva inglesa escrita por Troy Kennedy-Martin, uno de los tres guionistas de esta historia de suspenso rutinaria, a excepción del eje central alrededor del que gira y que se develará veinte minutos antes de que el filme termine con todo el mundo muerto, a excepción del camarógrafo.

Técnicamente impecable, lo que no es ninguna novedad en los filmes estadounidenses, desarrolla la hisoria de un detective de homicidios de Massachusetts, Thomas Craven (Mel Gibson), un maduro padre soltero, que un día recibe de visita por vacaciones laborales a Ema (la bonita actriz serbia Bojana Novakovic), quien trabaja en una firma encargada de actividades nucleares. La empresa alquila (en idioma original se habla de cesión, dato para tomar en cuenta los subterfugios de la censura) sus instalaciones al gobierno de los EE.UU. La chica trabaja en la sección de relaciones humanas y parece estar escapando de algo, lo que el astuto papá policía intuye, sobre todo cuando la joven vomita todo lo que come cada dos minutos, previa aclaración de que no está embarazada.

A los diez minutos un encapuchado le pega un tiro en la puerta de la casa paterna al grito de “¡Craven!”, lo que hace sospechar que el disparo iba dirigido al cansino Gibson. Pero no, el objetivo era la chica que (¡oh, ingeniosos guionistas!) descubrió un sucio secreto internacional que compromete a su país y en el que está implicada la patronal, un grupo de compañeros de trabajo –algunos asesinados- y su novio, un joven que parece sufrir manías persecutorias.

El resto es imaginable: el progenitor se encarga de averiguar quienes mataron a su hija y matarlos con métodos no muy legítimos.

Si la película tiene momentos entretenidos se los debe al montajista Stuart Band, quien se luce sobre todo en la muerte de una muchacha que desciende de un coche en una solitaria carretera y no por el lado del volante, lo que hace que la escena parezca calcada de un filme del gran Roman Polanski, en el que el actor Peter Coyete sufría similar atentado (“Perversa luna de miel”, 1992).

También es un valor del mediocre guión el personaje del intermediario entre la empresa delictiva –que maneja radioactividad con fines insospechados- y el gobierno de USA, quien con cinismo se define con una frase del escritor Francis Scott Fitzgerald: “Puede ocurrir que un hombre se sienta atraído a la vez por dos ideas totalmente opuestas y convencerse de que ambas tienen buenos propósitos”. Así le va, pero se reivindica en nombre del futuro de la juventud, que manejan maduros sin escrúpulos y sin importarles un rábano de qué será de las generaciones venideras.

Es interesante el personaje. Sobresale en esta hisorieta de suspenso dirigida por el mediocre Martin Campbell, un hombre que dirigió a Antonio Banderas en las dos de la saga de El Zorro y se esforzó (muy poco) por hacer correr a James Bond en la persona del bueno de Daniel Craig.

En resumen: “Al filo de la oscuridad” apenas admite una visión a medianoche, por cable y con ataque de insomnio. Con la salvedad hecha a favor del montajista y del personaje poco ético que se reivindica repitiendo con sorna: Todo es ilegal en Massachusetts con una copa de vino en una mano y una botella en la otra en pleno parque de la ciudad cuando el hacerlo está penado en la ley de la ciudad. La misma donde más de media docena de jóvenes son envenenados lentamente con talio por descubrir un horrible secreto político en el que el Estado está comprometido.


(1) Troy Kennedy-Martin falleció durante el rodaje. Al final de los títulos se le dedica un austero homenaje, como es costumbre hacerlo en cine en las últimas décadas, incluyendo al personal técnico y de áreas menores


HERNANDO HARB

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