CINCO MUNTOS DE GLORIA de Oliver Hirscbiegel - HERNANDO HARB

domingo, 8 de agosto de 2010 en 16:25















CINCO MUNTOS DE GLORIA

de Oliver Hirscbiegel


(Five Minutes of Heaven)

Irlanda-Gran Bretaña, 2009

Género: Drama

Hablada en inglés.

Director: Oliver Hirscbiegel

Guión: Guy Hibbert

Fotografía en colores y en blanco y negro

Intérpretes: Liam Neeson (Alistair) – James Nesbitt (Griffin) – Annaria Marinca (la “Soller”)

Fecha de estreno en Buenos Aires: 5 de agosto de 2010

Duración: 90’

Calificación: Apta para mayores de 13 años

Después de unos breves títulos, sin música y con fondo negro, se presentan episodios de la contienda entre católicos y protestantes padecida durante más de tres años. Las imágenes son fuertes.

En primer plano aparece un joven con el torso desnudo presentándose ante las cámaras. Dice su nombre (Alistair), se peina con cuidado, y prepara un revólver (con cuidado pone bala tras bala). Se presenta como integrante del Ulster. El breve discurso habrá de repetirlo treinta años después ante las cámaras de televisión.

Estamos en 1975. El integrante del UVF se despide de sus padres porque sale de paseo con un amigo. Ambos son integrantes de una pandilla dispuesta a cometer su primer crimen. Cruzan las calles. La tensión se vive plano a plano. Hay convicción en el manejo de la cámara por parte del director alemán Oliver Hirscbiegel. El destino del viejo coche Ford: la casa de los Griffin, protestantes. Van a matar al hijo mayor para seguir una guerra “religiosa”.

Alistar desciende encapuchado y tras la ventana acribilla a su víctima, sin reparar en que un niño está jugando en a la pelota en la acera. Los ojos del asesino se cruzan con los del pequeño. La pandilla huye.

Un prólogo lleno de angustia y con una música que tapiza con retazos musicales la situación.

Pasarán treinta años. La televisión londinense decidió reunir al victimario (quien cumplió doce años de cárcel) y la víctima/testigo (un o brero, casado con dos hijos) para conseguir una reconciliación que oficiaría de símbolo para una paz necesaria.

Alistair (Liam Nelson, católico en la vida real) y Griffin James Nesbitt) se aprestan a darse las manos cara a cara. El primero pedirá perdón; el segundo deberá perdonar.

El filme despliega con cautela paso a paso el proceso del perdón. No será fácil. Y aunque un crítico calificó a Griffin como un tipo de lleno de (in)decisiones, no era posible otra reacción de un hombre que ha sufrido la desintegración (espiritual y física) de su familia. La labor de Nesbitt es estupenda: hasta ha cambiado el tono de voz y la pronunciación de las palabras, subrayando las eses y mostrando una exaltación casi histérica hasta el punto de mostrar una navaja escondida entre sus ropas para matar al protestante y lograr los “cinco minutos de cielo”, que es el auténtico título del filme distribuido en la Argentina con una traducción inadecuada e insatisfactoria.

En el medio el guionista incorpora el personaje de una Soller (suerte de cadete, muchacha para todo servicio en la filmación de esa suerte de reality show político: ella oficiará con sus consejos un mediatismo que permitirá reflexionar a los contrincantes y calmar culpas y desánimos. “De no perdonar y matar se hará mal a sí mismo”, le dice a ese Griffin gritón, maquillado y preparado a ser filmado asaltado por imágenes de su infancia.

Vale la pena ver este filme que provocará debates necesarios y permitirá extender la temática a otros lares y a otros intereses actuales.

Es de destacar que algún diálogo puede mortificar por diversos motivos (hay una frase agresiva contra Chile que tal vez ilustre la personalidad de quien la dice) y que modificará los platillos de la balanza que se inclinaría a favor del coprotagonista protestante. O sea que director y guionista no dejan de lado cierta predilección filtrada a pesar de un cierto esforzado equilibrio ideológico.

El alemán Hirschbiegel fue el responsable de La caída (larguísimo relato sobre los probables últimos días de Adolf Hitler) y de El experimento (desavaído relato que bordea el esquematismo de la tortura de una ciencia ficción que se asoma a la vuelta de cualquier esquina ciudadana del planeta), ambos de 2008/9. Por ahí asoma una incursión en Hollywood: la enésima remake Los usurpadores de cuerpo, esta vez bautizada como Invasores, fallida aventura protagonizada por Nicole Kidman. La filmografía del alemán es una muestra de sus titubeos artesanales pero de cierta unidad ideológica de fácil comprobación. Bueno, a cada cual lo su suyo.

Estos Cinco minutos… no lo conducirán a la gloria. Pero vale la pena aceptarlos como una invitación a un gesto de reconciliación que requerimos los humanos entre tantas contingencias que estallan en nuestro mundo. Claro, que la debida intervención de la Justicia. Tan tonto no se puede ser. A Dios lo que es Dios, pero…


Hernando Harb


Ver otro comentario: http://arnaldohugocorazza.blogspot.com/2010/07/cinco-minutos-de-gloria-de-oliver.html

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